El Polo y el Centro Democrático se enfrentaron en el Senado, en arduo debate sobre paramilitarismo. Exmandatario salpicó agua sucia al Gobierno y sus aliados. 
Desde el 16 de septiembre de 2013, cuando desde su casa en Rionegro el expresidente Álvaro Uribe anunció su aspiración al Senado de la República, se sabía que este momento llegaría: la arremetida en su contra en el Congreso de sus más enconados opositores políticos. Ayer, hacia las 10:00 de la mañana en el recinto de la corporación, a instancias de la Comisión Segunda y las barras a reventar, el senador del Polo Democrático Iván Cepeda hizo un recorrido por el trasegar político y como funcionario público del exmandatario, con acusaciones de nexos no sólo con grupos paramilitares, sino también con el narcotráfico.
Una sesión en la que Uribe se hizo presente en los minutos iniciales  para anunciar que se retiraría para ir a la Corte Suprema de Justicia a  radicar pruebas en torno al mismo debate, que calificó como  “difamatorio” y del que responsabilizó “a las Farc, a los paramilitares,  sus antiguas víctimas, publicitado por Telesur y Canal Capital —medios  de comunicación serviles del terrorismo— y coordinado por el presidente  Juan Manuel Santos”. Durante casi toda la intervención de Cepeda, el  expresidente estuvo ausente, pero regresó después para responder a las  acusaciones e irse al contraataque no sólo contra Cepeda, sino también  contra Santos; el vicepresidente Germán Vargas Lleras; el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo; el mismo Iván Cepeda y hasta el presidente de la Comisión Segunda, Jimmy Chamorro. (Lea: Lazos innombrables)
 
Lo  cierto es que en su exposición el senador del Polo Democrático nombró  muchas veces a Álvaro Uribe, aunque la Comisión de Ética había dicho que  no podría hacerlo. Comenzó refiriéndose a la entrega de licencias de su  parte a parientes, miembros y socios de presuntos clanes de  narcotraficantes en el país cuando fue director de la Aeronáutica Civil,  entre enero de 1980 y agosto de 1982. Con una denuncia adicional: “Es  muy extraño que información sobre esa época se perdió en la Aeronáutica y  que en ocho años, durante la presidencia de Uribe, nadie se hubiera  preocupado al respecto”. (Lea: Iván Cepeda acusó a Uribe de promover un ‘narco-mico’ en 1989)
 
En  este capítulo de la Aerocivil, Cepeda retomó un tema que ya es  conocido: que un helicóptero decomisado en Tranquilandia —el gigantesco  complejo cocalero destruido por las autoridades en marzo de 1984 en las  selvas del Meta y Caquetá— era de Aerofotos Amórtegui Ltda., un negocio  de toma de fotos aéreas, del cual había sido socio Alberto Uribe Sierra,  el padre del expresidente, quien le habría otorgado la licencia de  operación. (Lea: Iván Cepeda acusó a Uribe de promover un ‘narco-mico’ en 1989)
 
Cepeda  habló también de una declaración de Cecilia Lara tras el asesinato de  su hermano, el entonces ministro de Justicia Rodrigo Lara, quien le  habría expresado su preocupación por dicha operación, pues estaba  comprometida gente muy importante de la política del país y que el  helicóptero que habían cogido en Tranquilandia “era del papá de Álvaro  Uribe”. Y se refirió a Jaime Alberto Uribe Vélez, hermano del  expresidente —fallecido en 2001— y su relación con Dolly Cifuentes,  extraditada y condenada en Estados Unidos como integrante del clan  narcotraficante de los hermanos Cifuentes Villa. (Lea: Iván Cepeda dijo que el clan de los Ochoa lanzó a Uribe a la Presidencia en 2002)
 
Todos  hechos ya conocidos, menos uno: que como director de la Aeronáutica,  Álvaro Uribe le habría concedido licencia a un avión que le fue  extinguido por la Fiscalía a Luis Carlos Molina Yepes, el administrador  de la cuenta bancaria de la cual salió el cheque con el que se pagó el  magnicidio de Guillermo Cano. Además, agregó que Molina tuvo una empresa  llamada Comfirmesa, en la cual Uribe apareció en los registros como  miembro de su junta directiva. (Lea: Iván Cepeda dice que hubo cinco formas de apoyo de ‘paras’ a campaña de Uribe)
 
Además  expuso la supuesta relación personal y geográfica —porque los predios  de las fincas de su familia colindaban— con narcotraficantes, como el  clan de los Ochoa y las denuncias de Diego Fernando Murillo, alias Don  Berna, de que Uribe apoyaba los paramilitares. Dijo que durante su  gestión como parlamentario, acompañado por su primo Mario Uribe, trató  de evitar en 1989 la extradición. Y lo calificó de responsable del  nacimiento y crecimiento del paramilitarismo a través de las Convivir en  su etapa como gobernador de Antioquia. (Lea: Canal Capital anuncia demanda contra Álvaro Uribe Vélez)
 
Habló  de las denuncias de las supuestas relaciones con el extraditado jefe  paramilitar Salvatore Mancuso, a quien incluso saludaba por su nombre.  De unas denuncias de Éver Veloza, alias H.H., quien afirmó que Uribe  concretaba las reuniones con paramilitares a través del beeper,  situación que estaría demostrada cuando las autodefensas redujeron los  actos criminales y masacres, al tiempo que acordaron el apoyo a su  Presidencia. (Lea: Uribe negó relación con Luis Carlos Molina, condenado por magnicidio de Guillermo Cano)
 
“Durante  los últimos años, Álvaro Uribe se ha presentado como una víctima del  sistema de justicia de nuestro país. De esta revisión de las acusaciones  y hechos que pesan en su contra, lo que encontramos es que el sistema  judicial colombiano no ha sido eficiente para investigar y juzgar las  múltiples y graves acusaciones que pesan en su contra. Sus relaciones  con personas, capos, líderes de organizaciones del narcotráfico y del  paramilitarismo han sido abundantemente documentadas y testimoniadas, e  incluso reconocidas por él mismo. Pido a la Fiscalía, a la Corte  Suprema, a la Comisión de Acusación, a la Contraloría y a la  Procuraduría, que investiguen todos los hechos aquí mencionados, o que  los incorporen a las investigaciones en curso”, concluyó Iván Cepeda.  (Lea: Uribe acusó al senador Jimmy Chamorro de estar relacionado con carteles de la droga)
 
Pero  Uribe regresó, según dijo, tras radicar la demanda contra el senador  del Polo. E inició su defensa negando los lazos de sus hermanos Jaime y  Santiago con paramilitares o narcotraficantes, y afirmando que los  ataques empezaron conforme avanzaba su carrera política. “Jaime, mi  hermano, estuvo detenido, lo acusaban de relaciones con Pablo Escobar y  lo tuvieron que dejar libre”, dijo. Aseguró que el helicóptero del capo  de capos entró al país meses después de que él saliera de la Aeronáutica  y que el que pertenecía a su padre fue quemado el mismo día de su  asesinato. Y afirmó que él no fue el promotor de ‘Medellín sin  tugurios’, el programa con el que Escobar regalaba casas a los más  pobres, porque cuando llegó a la Alcaldía el programa ya existía. (Lea: Uribe, en defensa de la honra de su hermano, la emprendió contra Vargas Lleras)
 
Sobre  las Convivir, cuando era gobernador de Antioquia, reiteró que siempre  ha creído en la colaboración entre la ciudadanía y la Fuerza Pública, y  que por eso cuando fue presidente de la República consolidó la red de  cooperantes. Dijo que defendió las Convivir ante la Corte Constitucional  y que eso lo puede constatar el general Jorge Enrique Mora Rangel  —delegado del Gobierno en la mesa de negociación en La Habana—, quien  fue comandante de la Cuarta Brigada en Antioquia para esa época. (Lea: «Nunca tuve reuniones con los paramilitares»: Uribe)
 
Sobre  su jefe de seguridad, Mauricio Santoyo, quien hoy responde por  narcotráfico ante la justicia de Estados Unidos, indicó que nunca ha  pedido que nombren o quiten a alguien y que él solicitó que lo  investigaran, pero no encontraron pruebas en su momento. Y refiriéndose a  la supuesta cercanía con Luis Carlos Molina Yepes, pagador de los  sicarios de Pablo Escobar a través de la empresa Comfirmesa y de la que  Cepeda manifestó que fue miembro de la junta directiva, enfatizó: “He  estado en juntas, ahora asignan otra, pero no acepté. Acá tengo las  pruebas, son investigaciones a medias. No fui amigo de Molina, acá está  la prueba de que yo no quise participar en esa junta”. (Lea: Uribe muestra cartas que comprobarían que no hizo parte de la empresa de Molina)
 
Asimismo, defendiendo al senador del Centro Democrático José Obdulio Gaviria,  primo de Pablo Escobar y hermano de Carlos Alberto Gaviria, uno de los  creadores de Comfirmesa S.A., señaló que lo conoció porque llegó con un  grupo de dirigentes de la izquierda, apoyados por Gerardo Molina.  Haciendo referencia a la condenada empresaria del chance Enilce López,  la Gata, reconoció que recibió dinero para su campaña presidencial y que  estaba publicado en los libros de cuentas como sinónimo de  “honorabilidad”. (Lea: «Debate es difamación promovida por las Farc y el Presidente»: Uribe)
 
Sobre  su intento de tumbar la extradición a través de un ‘mico’ legislativo,  explicó que en ese momento él propuso que un referendo sobre ese tema se  debía realizar en una fecha diferente de las elecciones para que no  hubiera presión del narcotráfico contra los políticos. “Nunca auspicié  que la Constituyente eliminara la extradición, pero sí debería  investigarse por qué fue eliminada finalmente”. (Lea: Claudia López comparó a Uribe con una «sanguijuela huyendo por una alcantarilla»)
 
Y al cierre de su discurso, el expresidente pasó al ataque. Dijo que a Germán Vargas Lleras  le archivaron muy rápido el caso por relaciones con paramilitares en  Córdoba y Casanare, y que no lo han investigado por intrigar para la  elección de contralor y por estar detrás de la elección del fiscal.  Sobre el ministro Juan Fernando Cristo,  manifestó que cuando era presidente, le pidió protección porque Ramiro  Suárez, exalcalde de Cúcuta y condenado por homicidio, lo quería matar,  pero hoy son aliados políticos. Y a Cepeda lo señaló de persuadir con  beneficios a paramilitares detenidos para que lo acusen y que aparece  nombrado como colaborador de las Farc en los computadores de Iván  Márquez. (Lea: Serpa propone tribunal de honor a Uribe)
 
Igualmente  acusó al presidente Santos de permitir el crecimiento de las bandas  criminales (bacrim), de haber tratado de tumbar a Ernesto Samper de la  mano de los grupos ilegales y pidió explicación de la millonaria compra  de armas a Felipe Jaramillo, a quien calificó de “amigo personal” del  mandatario. Y le recordó a Jimmy Chamorro, presidente de la Comisión  Segunda, que le pidió cupo en el Centro Democrático, pero se dejó  persuadir por el ofrecimiento de cabeza de lista del Partido de la U,  cerrando con una grave acusación: dijo que lo había denunciado ante la  Corte Suprema por haber recibido cheques de carteles del narcotráfico.  “Y con esto me retiro”, finalizó diciendo Uribe. (Lea: Iván Cepeda dijo que el clan de los Ochoa lanzó a Uribe a la Presidencia en 2002)
 
El  polvorín quedó prendido. Voceros de las diferentes bancadas con asiento  en el Congreso salieron a responderle al exmandatario, y su gente del  Centro Democrático a defenderlo. Por ejemplo, el ministro Juan Fernando Cristo  calificó la actuación de Uribe como un “irrespeto” al Legislativo: “Uno  no puede distraer a la opinión pública y levantar cortinas de humo para  no responder señalamientos. Esto que ha sucedido al final del debate  para eludir las acusaciones, la misma estrategia que utilizó durante los  ocho años de Gobierno”, declaró. Y Chamorro anunció una demanda contra  Uribe por injuria y calumnia. (Lea: Uribe quiere tender una cortina de humo y falta a la verdad: MinInterior)
 
Intervino  Claudia López, de la Alianza Verde, quien dijo que al exmandatario le  quedó grande cumplir, escuchar y controvertir: “Qué vergüenza da ver a  un expresidente huyendo a las carreras como sanguijuela por alcantarilla  para evadir un debate democrático en el que tuvo todas las garantías”.  Habló también Horacio Serpa a nombre del Partido Liberal, expresando que  aunque siempre había pensado que Uribe era un gallo de pelea, esta vez  no lo fue: “Aquí debería estar porque, ¿con qué autoridad podemos  criticar a las personas que se van del país por evadir a la justicia?”,  señaló. (Lea: Agudo rifirrafe entre Iván Cepeda y José Obdulio Gaviria)
 
Y por el Centro Democrático, la senadora Paloma Valencia  aseguró que Cepeda lo que hizo fue tratar de montar una historia de  vínculos del paramilitarismo con el expresidente Uribe, pero al final no  demostró nada. José Obdulio Gaviria fue más allá: dijo que existe una obsesión en ciertos sectores del país de “matar a Uribe”. Y María del Rosario Guerra  anunció que en próximas semanas adelantarán un debate sobre la  vinculación de algunos congresistas con las Farc. Conclusión: el cara a  cara Cepeda-Uribe agudizó la polarización en un país cansado del odio y  que hoy se plantea, pese a las campañas de optimismo y esperanza, si sus  dirigentes políticos serán capaces de superarlo. (Lea: “Uribe no respondió a los señalamientos”: Lara)
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