Equipo negociador respondió a EL TIEMPO sobre las acciones violentas mientras avanza el proceso.
En Cuba, las conversaciones marcharon “bien” la semana pasada, según dijo el propio presidente Juan Manuel Santos. En Colombia, ocho guerrilleros, dos soldados y dos policías murieron en distintos actos de guerra. Todo hace parte del típico escenario planteado para la negociación, en medio del fuego, con las Farc. (Lea: Gobierno y Farc dicen que proceso de paz avanza a buen ritmo).
Pero en esta lógica no caben ni la muerte de un cerrajero de Toribío por la explosión de un carrobomba, ni las heridas causadas a otra habitante de esta población y a una niña de 3 años, en Neiva, por otra. Tampoco la destrucción de una escuela en el Caquetá.
El viernes, tras admitir la muerte del jefe del frente 5 en un bombardeo, las Farc dijeron que no bajarán la guardia, como si hubieran aceptado finalmente que los diálogos serán bajo fuego.
Sobre esto y sobre los daños a la gente que nada tiene que ver con la guerra, EL TIEMPO habló con el jefe de las Farc ‘Andrés París’, uno de los negociadores en Cuba.
En principio, ‘París’ no aceptó las preguntas por considerar que “no contribuían a la paz” y que ponían a las Farc en una situación de “incomprensión” frente al país. Ante la insistencia de este diario en la necesidad de los colombianos de saber qué estaba pensando esta guerrilla tras una difícil semana para los civiles en medio de la negociación bajo fuego, ‘París’ decidió responder.
Sostuvo que es “doctrina” de las Farc “proteger a los civiles”, pero insistió en que la manera de evitar estas muertes es un cese bilateral del fuego y las hostilidades.
Después de la insistencia en un cese bilateral del fuego y de hostilidades, ¿las Farc han asumido que el proceso de paz será bajo fuego?
La confianza que tiene el militarismo de derrotar a las Farc en esta etapa de diálogos es lo que no deja que el Gobierno firme un cese bilateral de fuego. Las Farc asumen que crear un mejor ambiente para los diálogos es cesar el fuego, para que del enfrentamiento armado no surjan los pretextos de ruptura.
Un cerrajero murió en Caloto y una niña de 3 años quedó herida en Neiva por bombas de las Farc. ¿Acaso el costo de dialogar bajo fuego debe ser asumido por personas que no tienen que ver con la guerra?
La muerte de civiles es un saldo lamentable que podemos obviar si se firma un cese de fuego bilateral. Es componente fundamental de la doctrina guerrillera proteger a los civiles.
Ustedes siempre han explicado estas situaciones como daños colaterales del conflicto, pero, como el Estado, están obligados a calcular y limitar el impacto de sus acciones. ¿No lo están haciendo?
Esta concepción que evalúa los daños a la población civil como daños colaterales la hemos visto en generales de Estados Unidos, cuando su drones (aviones no tripulados) matan a niños y mujeres donde quiera que tienen tropas invasoras.
Incluso si fueran inevitables las muertes de civiles en medio de la confrontación armada, el costo político más alto es para las Farc. ¿Lo asumen?
¿Por qué no se pregunta en los grandes diarios por la masacre permanente de colombianos en la guerra inaugurada desde 1948, cuando se inicia la primera violencia? ¿Por qué esta entrevista que debería dedicarse a abrir esperanzas a la paz se tiñe de dudas sobre nuestro desvelo por el pueblo colombiano? Nada ni nadie pueden triunfar en el mundo enfrentando a la población civil. Nosotros somos responsables de nuestro accionar político y militar, que pone en el centro de su esperanza ganar el apoyo de los colombianos. Si desean ambientar el tema de víctimas, que anuncia el Congreso, se debe ser objetivo y equilibrado. Hay una confrontación armada, y es lo que hay que resolver.
¿Han ordenado u ordenarán a sus frentes calcular el efecto de sus acciones militares?
El sesgo de sus preguntas es para respuestas que avivan el ambiente para los temas que se verán en las mesas de trabajo del Congreso. Ojalá tengan las páginas de EL TIEMPO abiertas para divulgar las constantes denuncias de las víctimas.
Han rechazado abiertamente las críticas del expresidente Álvaro Uribe al proceso de paz. ¿No le dan la razón cuando mueren civiles en medio de los actos de guerra y se convierten así en los mejores propagandistas del expresidente?
Definitivamente, usted se adelanta en la campaña de mostrarnos como los responsables de las víctimas en el conflicto. La peregrina tesis de que nuestro accionar militar posiciona a Uribe está dirigida a crear una falsa bipolaridad en el conflicto. Además, pretende imputar a un hombre la responsabilidad de haber ejecutado lo que ordenó a nombre de un Estado. Estamos acusando a un Estado responsable de centenares de miles de muertos. Por eso es por lo que deben responder más de 12 presidentes.
El país los ha oído, a ustedes y al Gobierno, diciendo que las cosas en Cuba “van bien”. ¿En qué se traduce eso?
A pesar de la ultraderecha colombiana, que reza por el fracaso de los diálogos de La Habana, podemos decir que hay un buen ambiente en estos días, en los que se ha trabajado intensamente para redactar un documento común sobre los primeros acápites del punto agrario de la agenda. Antes ladraban porque no había ritmo, ahora se preocupan porque hay buen ambiente Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Quieren paz, quieren que haya acuerdo o no?
MARISOL GÓMEZ GIRALDO
Editora de EL TIEMPO
margir@eltiempo.com
@margogir