Juan Carlos Cruz conoció al sacerdote chileno Fernando Karadima cuando tenía 16 años.Había  muerto su padre y lo mandaron donde el cura para que lo ayudara. «Me  dijo que iba a ser mi director espiritual y que Dios le había dicho a él  que iba a ser mi nuevo papa. Yo pensaba que era un santo». Pero  entonces, Juan Carlos no anticipaba lo que estaba por venir: años de  abusos sexuales y psicológicos. Tampoco imaginaba que 20 años después su  testimonio sería crucial para graficar ante el Comité Contra la Tortura  de Naciones Unidas la supuesta red de ocultamiento y encubrimiento  implementada por la iglesia Católica para proteger a estos sacerdotes y  evitar que comparezcan ante la justicia.
«Lo de  Karadima me duele mucho, el abuso es horrible. Pero lo que más me duele  es la respuesta de los que nos tenían que proteger y cuidar, que se  convirtieron en nuestros peores enemigos», dice Cruz.
Se refiere a la cúpula eclesiástica.
«Tortura» y «encubrimiento»
Este  viernes el Comité Contra la Tortura de la ONU escucha en Ginebra  testimonios sobre abusos y potenciales torturas, previo a la sesión de  lunes y martes, en las que recibirá e interrogará a los representantes  de la Santa Sede. En enero pasado fue el comité de Derechos de los Niños  de la misma organización el que puso a la Iglesia en el banquillo.
«La  Santa Sede es uno de los 155 Estados Partes en la Convención contra la  Tortura y Otros Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes y está obligado a  someterse a exámenes regulares de su registro ante la Comisión de 10  expertos independientes», explicó la ONU a través de un comunicado sobre  las razones de la sesión.
Uno de los informes  más importantes que ha recogido el Comité proviene del Centro de Derecho  Constitucionales (CCR), en representación de la Red de Sobrevivientes  Abusados por Sacerdotes (SNAP), que agrupa a más de 12.000 víctimas-, y  habla de los abusos de sacerdotes en Latinoamérica, donde la Iglesia  católica tiene mayor presencia e influencia.
El  informe de 123 páginas describe detalladamente casos de violencia  sexual, abuso psicológico y otras acciones que equivaldrían a tortura,  supuestamente realizados por miembros de la Iglesia en el mundo, con un  amplio componente de «ejemplos de casos atroces y evidencia de  ocultamiento» por parte de la Iglesia en Latinoamérica.
«Hay  suficiente evidencia de que existe un gran problema en Latinoamérica.  Los casos que destacamos muestran claramente una red de diferentes  obispos en distintos países. Todos sabían lo que estaba pasando y no  quisieron colaborar con las autoridades. Mientras tanto, niños y otras  personas eran dejados en las manos de abusadores», comenta Pam Spees,  abogada de CCR a cargo del informe.
El informe  anexo sobre Latinoamérica nombra a sacerdotes y obispos implicados en la  supuesta red de protección. Y el viernes, en una sesión privada, está  previsto que sean mencionados los más emblemáticos.
«El  papa Francisco es de la región, obviamente hay preguntas sobre cuánto  sabía, su rol y por qué ha puesto a sacerdotes cuestionados en  posiciones de poder. Es un mensaje poderoso», asegura Katie Gallager,  abogada de la CCR encargada de presentar los casos en Ginebra.
Reacción de la Iglesia
Los  últimos tres papas, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, han  condenado los abusos y pedido perdón público a las víctimas.
«¿Nos  avergonzamos? Tantos escándalos que no quiero mencionar singularmente,  pero que todos sabemos cuáles (…) Escándalos, que algunos han tenido  que pagar caro: ¡Y eso está bien! Se debe hacer así (…) ¡Son la  vergüenza de la Iglesia!», aseguró el papa Francisco en una homilía en  enero pasado, poco antes del veredicto del Comité por los Derechos de  los Niños condenando los abusos.
El informe previo que hizo llegar el Vaticano al Comité no hacía ninguna alusión a los abusos o casos de pedofilia.
BBC Mundo trató de contactar al Vaticano, pero no fue posible comunicarse con su vocero
http://www.semana.com/mundo/articulo/iglesia-catolica-habria-ocultado-abusos-sexuales-en-america-latina/385628-3



					