Casi 100 hectáreas de las emblemáticas haciendas Jaragüay y Campo Alegre, en Valencia (Córdoba), que por años perteneció al clan de los Castaño, pasará a manos de 100 familias.
Un fallo de un juez de tierras devolvió los derechos de propiedad sobre 10 parcelas en las que «se evidenciaron las marañas jurídicas en las que incurrieron los temidos paramilitares para legitimar centenares de despojos a campesinos vulnerables».
Esos despojos, dice la sentencia, se lograron con la creación de empresas fachadas como la empresa Seguridad al Día S.A.. Según los magistrados, se trata de «una sociedad unipersonal que respondía a la voluntad de un postulado a Justicia y Paz».
Y se trata de Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’: “Esta es una empresa que se montó para hacer esta negociación y de pronto para otros posibles negocios que se presentaran. Había un muchacho ahí en Medellín, era el que representaba porque era una empresa unipersonal. Solamente se creó esta empresa para colocar estas tierras u otras tierras que se presentaran hacia futuro y para tener una legalización, pagar impuesto, catastro o registro», dijo el exjefe paramilitar en una diligencia ante la Fiscalía.
Otras parcelas estaban a nombre de Inversiones la Milagrosa, que según la Unidad de Restitución de Tierras es una sociedad comercial. En sus documentos figuran como accionistas los campesinos despojados, por lo que las autoridades concluyeron que se usó falsamente su nombre para efectuar ese trámite. «Algunos aseguran que muchos de los firmantes ya habían fallecido para la fecha de las transferencias», dice la Unidad.
Las tierras que hoy volvieron a los campesinos, habían sido entregadas a 50 labriegos años atrás por la Fundación para la Paz de Córdoba (Funpazcor), ONG creada por los Castaño «para adelantar esfuerzos encaminados a reparar a la población víctima de su proceder delictivo».
Sin embargo, por orden de quien era considerada una de las principales enemigas de la restitución de tierras, Sor Teresa Gómez Álvarez, y de «los exjefes paramilitares Jesús Ignacio Roldán, alias ‘Monoleche’, y alias ‘Don Berna’, los campesinos fueron coaccionados a vender por un precio irrisorio».