Los hijos de Yolima Márquez, habitante de Tibú (Norte de Santander), no pudieron salir de paseo en estas vacaciones de mitad de año. El bloqueo de la vía hacia Cúcuta, por el paro campesino del Catatumbo, mantiene a esta familia y a casi todos los 17.000 habitantes de este municipio atrapados desde hace 29 días en sus propias calles. (Lea: Gobierno autorizó comisiones de ‘alto nivel’ para crisis en Catatumbo).
Además, esta ama de casa, como la mayoría del pueblo, tiene pocas opciones para ofrecer en la mesa de su hogar. Los supermercados y las tiendas están vacíos. No hay huevos, ni harina, ni pan, ni pollo, entre otros productos.
En motocicletas, a escondidas, a través de trochas, se están introduciendo alimentos al municipio, los cuales, según cuentan los habitantes, son acaparados por las bodegas para luego venderlos a muy altos precios. Es así como una canasta de huevos se consigue en este mercado ‘negro’ a 15.000 pesos, un kilo de papa a 3.000 y uno de tomate hasta en 5.000. (Lea: ‘Salimos para que el Gobierno conozca nuestras necesidades’: campesino).
“¿Qué podríamos decir? Nos sentimos secuestrados. Le pedimos al presidente Santos que nos libere”, dijo Márquez.
Como habitantes del Catatumbo, los pobladores de Tibú reconocen las necesidades de la región y de los campesinos en protesta, que están en contra de la erradicación de la hoja de coca y que piden que se cree una reserva campesina y se den soluciones a las vías en mal estado y a sus problemas de salud y educación, pero consideran que tal vez el pliego de peticiones ha sido tan largo que por eso no hay solución.
El alcalde de Tibú, Gustavo León, con el apoyo de la Gobernación de Norte de Santander, tras declarar la emergencia social en el municipio, logró obtener la semana pasada 40 toneladas de alimentos que, con el apoyo de la Fuerza Aérea, llegaron a la localidad para ser distribuidos.
“Queremos que de una vez por todas se pongan de acuerdo. La verdad es que la población no aguanta más; el pueblo tibuyano se encuentra en una situación crítica, aguantando física hambre”, dijo el alcalde.
El dinero ya escasea. Fabián, que no es dueño de negocio ni empleado, está a punto de completar un mes sin trabajo. “Sin plata no hay comida”, dice el vendedor ambulante.
Mauricio Casadiegos, transportador de carga del municipio de Tibú, que no ha podido moverse, sostuvo que los ahorros que tenía para disfrutar con su familia le tocó gastarlos para mantenerla durante estos días de paro.
“Como se dice por ahí, lo único que estamos haciendo es mirándoles la cara a los vecinos; estamos parqueados sin trabajo; no hay nada para hacer”, señaló Casadiegos.
Se pierden 30 mil toneladas de fruto de palma
Los gremios de Norte de Santander han hecho un llamado al Gobierno para que se logre una solución de los bloqueos.
El presidente de la Cámara de Comercio de Cúcuta, José Miguel González, señaló que el gremio más afectado es el palmicultor, en el que se estima una pérdida de alrededor de 30.000 toneladas del fruto de la palma de aceite. Cerca de 2.000 familias vinculadas a esta actividad, que cubre en la zona 18.000 hectáreas, propietarias de parcelas que oscilan entre 7,5 y 10 hectáreas, se han visto afectadas.
Jens Mesa Dishington, presidente ejecutivo de Fedepalma, expresó que el panorama es “sombrío”. Por su parte, Leonardo Méndez, representante de Colfecar, señaló que el sector transportador no se mueve por la vía Cúcuta – Tibú. “Hay pérdidas millonarias entre los carboneros, el sector ganadero, el frutícola, los productores de hortalizas y el transporte público. Sumarlas sería alarmante”, dijo Méndez.
Además, Ecopetrol, que reportó más de 12.000 millones de pesos en pérdidas, luego de paralizar la operación total de tres campos, suspendió 30 contratos y por esa razón 400 contratistas, que en un 80 por ciento son habitantes de Tibú, están sin trabajo. Además se han dejado de producir en la región cerca de 56.000 barriles de petróleo.