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El desafío de Mandela

By 1 de julio de 2015No Comments

Francisco de Roux

Demostrar su propia grandeza moral o desaparecer para siempre del escenario. Este es el desafío más grande que tienen hoy las Farc y el Eln.

La autobiografía de Mandela, The Long Walk to Freedom (traducido en español como 'Un largo camino hacia la libertad'), es la historia de un guerrillero que pasa del sabotaje, la insurrección de masas y el terrorismo a la conquista de sí mismo, tras 26 años de cárcel, para conseguir una inmensa autoridad moral puesta en evidencia en la sabiduría y la impresionante consistencia de sus palabras y sus actos. Esta autoridad le ganó el liderazgo sobre sus compañeros, el respeto del gobierno adversario en la negociación, su libertad, la fe de su pueblo. Y, finalmente, el triunfo político de su causa en Sudáfrica, y el consiguiente reconocimiento de la comunidad internacional y de la historia.


Los líderes de las Farc y del Eln tienen el desafío de llegar a ser autoridad moral ante sus hombres, ante Colombia y ante el mundo. Si lo logran, estoy convencido de que, no importa lo que haya ocurrido en la guerra, conquistarán el respeto nacional y mundial y serán actores determinantes en la transformación de Colombia. Si no lo consiguen, no alcanzarán el apoyo nacional que legitime y refrende un acuerdo. Incluso, si llegaran a conseguir una paz precaria sin haber ganado autoridad moral, no tendrán futuro político ni reconocimiento mundial.

Las Farc, en La Habana, y el Eln, en el umbral de unas negociaciones, quieren llegar a los resultados por los cuales lucharon durante años, así no compartamos su opción por la lucha armada. Pero deben ser conscientes de que si quieren lograrlo y que su causa no muera con ellos, tienen que conquistar, como seres humanos, una autoridad que no se la darán la ideología ni la audacia de los atentados, sino la demostración, con sus propias vidas, de que son consistentes con los valores morales que el pueblo de Colombia y del mundo pide a los que buscan pasar de la guerra a incidir en la política. Esos valores, son entre otros, el respeto a la vida y a la verdad, la aceptación de responsabilidades, la solidaridad con las víctimas, el rechazo a limitar las libertades de la gente, el corte total con el narcotráfico y la minería criminal, el cuidado de la naturaleza y el medioambiente, el carácter para exigir sin armas una democracia sin corrupción. Y estos valores tienen que probarlos en ellos mismos, sin poner como condición que primero los demuestren el Gobierno, los militares o los empresarios, que, por supuesto, también tienen que cambiar en esa dirección. Pero ahora el asunto es moral, y en cuestiones éticas la responsabilidad es con ellos mismos, si quieren que su causa prevalezca y tengan reconocimiento positivo por la población del país.

La realidad es que el pueblo colombiano no percibe en la Farc ni en Eln la dimensión moral que Sudáfrica sintió en Mandela. Y esta comprensión del pueblo no se gana con discursos ni atentados contra torres y oleoductos, que perjudican principalmente a la población civil inocente. Y, cuando se ha ganado, no puede ser destruida por la manipulación de los medios masivos de comunicación. Envenenar ríos y dejar pueblos pobres sin energía acrecienta entre la gente el rechazo y la indignación, en un momento crucial en el que el país y el mundo necesitan argumentos para apoyar el proceso de paz y para creer en los negociadores.

Necesariamente, las Farc tenían que reaccionar a los bombardeos que se siguieron a los soldados muertos en el Cauca; pero la forma de reaccionar en una coyuntura tan difícil era la oportunidad para demostrar la grandeza de luchadores que se hacen merecedores de la confianza del pueblo. Al reaccionar como lo han hecho no han atacado al Gobierno, sino al pueblo del que se dicen ejército popular.

Hay un momento único de la madurez de la vida en el cual los luchadores como Mandela, sin abandonar los ideales, tienen que demostrar su propia grandeza moral o desaparecer para siempre del escenario. Este es el desafío más grande que tienen hoy las Farc y el Eln.

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/el-desafio-de-mandela/16031256

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