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Aunque falta recobrar la credibilidad, es una buena noticia que el 20 de julio comience una tregua

Cuesta agradecerles a las Farc el anuncio de que, como muestra de buena voluntad, llevarán a cabo un cese del fuego unilateral desde el próximo lunes 20 de julio y durante un mes. Cuesta creerles cuando, luego de 30 días de atentados por todo el país –que, por ejemplo, han arruinado los ríos de Tumaco y han empobrecido a 14.000 pescadores del Pacífico–, pronuncian frente a las cámaras la frase “vinimos a Cuba a ponerle fin a la guerra”. Si la mayoría de los colombianos han dejado de creer en el proceso de paz de La Habana, que le ha costado la popularidad al Gobierno actual y ha servido a los intereses políticos de unos cuantos, no es porque la ciudadanía no alcance a dilucidar la complejidad del conflicto interno ni se haya dejado someter por los medios de la oligarquía, sino simplemente porque matar e incendiar no tiene ningún sentido cuando se está hablando de alcanzar el entendimiento.


Ha dicho el presidente Santos, quien se la ha jugado toda por el proceso, que valora el gesto de las Farc, pero ha advertido que lo que corresponde es acelerar los diálogos para que el cese del fuego bilateral que han estado reclamando algunas figuras de la vida nacional no sea un error, sino una consecuencia de los acuerdos definitivos.

Algo es algo, como suele decirse, y ojalá sea un cese serio y verificable. Pero falta mucho para que el proceso recobre su credibilidad, para que los colombianos vean con sus propios ojos los beneficios que puede traer la incorporación de las Farc a la vida civil, para que la opinión en las principales ciudades de Colombia caiga en cuenta de lo importante que podría ser para muchos compatriotas –puede ser de vida o muerte– que se deje atrás una guerra que está cumpliendo cincuenta años.

Es una buena noticia que el próximo 20 de julio vaya a comenzar una tregua. Pero, más allá de cualquier pretexto y de cualquier excusa, el país no tiene por qué soportar que antes y después de esa fecha siga arruinándose e intimidándose a sus ciudadanos. Las Farc, después de los actos que han ejecutado, tienen que mostrar hechos concretos si en verdad quieren darles aire a los diálogos de paz.

http://www.eltiempo.com/opinion/editorial/algo-es-algo-editorial-el-tiempo-9-de-julio-2015/16066549

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