En una entrevista con EL TIEMPO el oficial cuenta lo que ha sido su vida durante estos años.
“Tengo solamente una cosa que decir. He estado encadenado durante 10 años. Yo soy el teniente Malagón del glorioso Ejército Nacional de Colombia”, esas fueron las palabras del oficial ante un supuesto periodista que relataba el momento en que los 15 secuestrados abordaban un helicóptero MI-17, aquel 2 de julio del 2008.
La expresión del entonces teniente advertía su indignación por lo que durante casi 10 años significó para él estar encadenado y sometido a todo tipo de acciones humillantes.
Hoy, siete años después, de haberse producido la Operación Jaque, que trajo a la libertad a 15 personas que se hallaban secuestradas por parte de las Farc, el ahora coronel Raimundo Malagón recuerda la exitosa acción de las Fuerzas Militares, que permitió el feliz regreso a la libertad.
En una entrevista con EL TIEMPO, el oficial cuenta lo que ha sido su vida durante estos siete años y de su matrimonio con la periodista Carolina Gómez.
Empleando una frase suya, ¿cómo han sido estos siete años en el cielo luego de haber regresado del purgatorio?
Usted lo ha dicho. Realmente nosotros nos encontrábamos en unas condiciones infrahumanas. Por lo tanto, estábamos muertos en vida. Después del rescate de la Operación Jaque, acción militar que sin lugar a dudas pasará la historia, estamos hoy disfrutando de las maravillas de la vida.
¿A qué se ha dedicado durante estos siete años?
El Ejército nos ha dado la oportunidad de seguirle sirviendo a la Patria. Producto de otras liberaciones, de otras experiencias, no tan audaces como la Operación Jaque, el Ejército Nacional fue adquiriendo experiencia para darle manejo al personal que ha sido víctima del flagelo del secuestro. En ese orden de ideas nosotros recibimos una orientación, capacitación académica, militar, tratamiento psicológico durante los primeros años. Luego, tuvimos muchos la suerte de estudiar, como en mi caso, que tuve la oportunidad de viajar a Europa en donde estuve realizando una especialización en Resolución de Conflictos, luego de haber escrito mi libro ‘Las cadenas de la infamia’. Hice en siete años lo que en diez me fueron robadas.
¿Ha seguido en contacto con los demás exsecuestrados, liberados en la Operación Jaque?
En mi caso en particular, sí he mantenido permanente comunicación con los demás liberados. Con Íngrid Betancourt me encontré en Europa y la acompañé en el lanzamiento de uno de sus libros. Sin embargo, del resto de secuestrados hay algo que lo une definitivamente a uno, ese dolor –lleva la mano a su pecho– que se sintió en casi 10 años, en mi caso, siendo sometido a tantos vejámenes, tanto atropello, tanta indignación. Ustedes recuerdan las alambradas de púa, imágenes que le dieron la vuelta al mundo. Verdaderos campos de concentración, en estado de hacinamiento. Muchos de los secuestrados enfermos, con las cadenas de la infamia, como dice mi libro. Las cosas que este grupo al margen de la ley utilizaba para mantener cautivos a sus secuestrados.
¿Es posible que haya pasado por su mente realizar un reencuentro de los liberados en la Operación Jaque?
Uno de mis sueños es a los 10 años de la Operación Jaque reunir a todos los rescatados y por qué no, a otros exsecuestrados, que compartieron el mismo infortunio con nosotros. Pero mi sueño es traer a los tres norteamericanos, Íngrid Betancourt y todos los demás compañeros que vivimos las mismas dificultades y adversidades nefastas de vida.
Una de las cosas que usted soñaba, de las que siempre habló, fue su deseo de tener una familia. Supimos que está recién casado…
Sí claro, en varias ocasiones sentí la muerte, no solamente el día del combate, después me le fugué a los subversivos, fui siempre rebelde, me hicieron disparos a los pies. Siempre tuve la muerte muy cerca. Dentro de esas adversidades yo soñaba en realizarme como ser social. Y en las pocas oportunidades que tenía de hablar con los guerrilleros les decía esas cosas, que el ser humano debe realizarse como persona, ser social, servirle a la humanidad y uno de mis grandes sueños era el poder conformar una familia, tener una esposa, unos hijos. Gracias a Dios hoy me siento bendecido, hace tres meses encontré la persona idónea. Me casé con una niña periodista, quien tiene una empresa de conferencias estratégicas.
Actualmente, el coronel Malagón viene de desempeñarse como director nacional de las emisoras del Ejército.
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