Lucio Rubio Díaz, gerente de Emgesa, explica los beneficios para el país y la zona de influencia.
Las 8.500 hectáreas de tierra que serán inundadas por el embalse de El Quimbo, en el departamento del Huila, no son ni la mitad de las que la compañía Emgesa tuvo que adquirir para desarrollar el proyecto y cumplir con las compensaciones sociales y ambientales. A quienes tenían predios en la zona les fueron entregados terrenos de cinco hectáreas, con casa, a cada uno, en zonas de reasentamiento. Así mismo, la empresa arborizará un territorio de 11.000 hectáreas de bosque tropical en la zona de influencia el embalse.
Aún así, desde que se inició la construcción de la obra, la compañía ha tenido que enfrentar un sinnúmero de críticas, especialmente de tipo ambiental. Sin embargo, quienes tienen planes para desarrollar proyectos productivos en el área de influencia de la represa, consideran que vendrán mejores tiempos para los municipios de Garzón, Gigante, El Agrado, Altamira, Paicol y Tesalia.
Lucio Rubio Díaz, director general de la empresa Codensa-Emgesa, habló con EL TIEMPO sobre este proyecto que se inició en el 2008, tras ganar una subasta realizada por el Gobierno.
¿Qué es El Quimbo y cómo nació el proyecto?
La historia de la represa de El Quimbo se inició en el 2008 cuando el Gobierno realizó una subasta para la construcción de proyectos de generación de energía. Este es un proyecto ubicado en el departamento del Huila, que va a generar 2.200 megavatios de energía al año, y junto con la represa de Betania, generarán casi el 8 por ciento de la demanda de energía eléctrica del país.
¿Cómo ha sido la relación con las comunidades?
Previamente a la ejecución de las obras, iniciamos las reuniones con las comunidades y las autoridades de los seis municipios en donde se desarrolla el proyecto, al igual que con la gobernación del Huila. Esto terminó con la firma de 30 compromisos adicionales a los señalados en la licencia ambiental, buscando cómo impactar positivamente la calidad de vida de los pobladores de la zona.
¿Cuáles fueron los compromisos más importantes?
Es una lista larga, pero en esencia se establecieron compensaciones ambientales y sociales.
En los sociales, 4.000 personas han recibido las medidas de compensación pactadas. A unos 2.000 campesinos que tenían predio en la zona inundada se les entregó un terreno de cinco hectáreas para cada uno, con su respectiva casa. También han recibido una compensación económica unas 2.000 personas más, que no tenían predios en la región, sino que eran población trabajadora.
Hoy en día están operando los cuatro reasentamientos colectivos, sin ningún problema. Otras 37 familias fueron ubicadas de manera individual. Existen también más de 2.000 ayudas en capital semilla para proyectos productivos de personal flotante, para lo cual hemos invertido más de 55.000 millones de pesos.
¿Cuáles son las compensaciones ambientales?
La empresa ya ha comprado las 11.000 hectáreas que van a ser objeto de restauración en bosques tropicales, es decir, con árboles en vías de extinción en el departamento. Estamos avanzando en el plan piloto de sembrar 64.000 plántulas de 40 especies distintas para iniciar la conformación del un nuevo bosque tropical.
¿Cuántas hectáreas serán inundadas?
La superficie del embalse será unas 8.500 hectáreas aproximadamente.
¿Cuáles son los principales reclamos de la gente?
Durante todo el periodo de construcción del embalse se hicieron 26 mesas de trabajo con la gobernación, los alcaldes y las comunidades, para hacerles seguimiento a los compromisos definidos en las mesas de concertación.
El problema actual radica en que el pasado 26 de junio, tal como lo señala la licencia, nosotros les comunicamos a las autoridades nacionales y locales, es decir, a la Anla y a la CAM, que a partir del día 28 iniciaríamos el llenado de represa. El gobernador del Huila, Carlos Mauricio Iriarte, dice que no hemos cumplido con los compromisos.
¿Y ustedes qué tienen que decir de esto?
La respuesta es que hemos cumplido con todos los compromisos establecidos hasta la fecha y vamos a seguir cumpliendo. Lo que pasa es que hay algunas obligaciones que están en curso pero que el cronograma indica que se deben cumplir más adelante. Pero eso no quiere decir que no podíamos iniciar el llenado del embalse.
La CAM (Corporación Autónoma del Alto Magdalena) ordenó frenar el llenado. ¿Esto se puede hacer?
Técnicamente, no se puede hacer porque la estructura no lo permite. Se trata de dos compuertas de 70 toneladas cada una, construidas para sellar el túnel de desvío. Estas compuertas ya están inundadas, luego es un proceso que no se puede reversar. Por otro lado, la cota del agua ya ha venido subiendo, esa altura del agua hace que las compuertas se sellen herméticamente y no se pueden volver a levantar.
Otra de las razones por las cuales no se puede parar el llenado es que se cumplieron todos los requisitos para iniciar ese proceso.
¿Por qué no se ha retirado toda la biomasa o la capa vegetal de la zona que se va a inundar?
La empresa lleva trabajando más de 16 meses en el punto relacionado con el retiro de la biomasa. Estamos en la última etapa. Se dice que no hemos cumplido porque no hemos terminado. La parte que falta por retirar aún no se ha inundado y todavía se puede tomar uno o dos meses. Recordemos que el embalse no se llena de un solo golpe. Lo estamos haciendo. Simplemente, el trabajo no ha terminado.
¿Qué viene ahora?
El embalse ya está con el 14 por ciento del volumen total. Desde que iniciamos el llenado, hemos cumplido con el caudal ecológico que garantiza que no haya ningún tramo de río seco y que no se generen problemas a la piscicultura de la represa de Betania.
A partir de la primera semana de agosto esperamos alcanzar la cota 675 de llenado, porque de esa manera podremos empezar las pruebas de generación de energía. A finales de agosto, una de las máquinas podrá generar energía comercial y nos conectaremos a la red nacional de transmisión eléctrica.
¿Cuánto tiempo se tomará el llenado del 100 por ciento de la represa?
Creemos que será en enero o febrero del 2016. Este es un sistema en el que entra agua, se genera energía y se vuelve a nivelar el embalse. Pero en el último trimestre de este año esperamos producir de manera normal, como lo acordamos con el Gobierno.
¿Cuál es la retribución económica y social que el embalse le traerá al país?
La inversión de El Quimbo es muy importante. Son 1.207 millones de dólares, de los cuales 366.000 millones de pesos corresponden a la parte social, ambiental y de infraestructura. Este es un dinero que se queda en el departamento del Huila.
¿De qué manera?
Hemos construido tres vías de acceso pavimentadas y el viaducto más grande de Colombia que estará sobre la represa. Cumplimos con todos los compromisos sociales con la población residente y flotante. Desde que se iniciaron las obras hasta hoy, hemos generado más de 8.000 puestos de trabajo. Cuando la empresa entre en operación, el 6 por ciento de las ventas de energía de El Quimbo se trasladará a los municipios del área de influencia y la CAM, a través del pago de las tasas de la Ley 99. Estamos hablando de más de 7.000 millones de pesos anuales que se distribuirán entre estos entes territoriales.
En la operación de planta de generación trabajarán entre 25 y 30 personas.
¿Qué tipo de negocios se generarán alrededor de la represa?
Durante el primer año de operación haremos el plan de ordenamiento para que tengan cabida actividades como la turística y la piscicultura, entre otras. De hecho, dentro del embalse hemos construido seis puertos que tienen la misión de ser un atractivo turístico y facilitar la actividad piscícola.
¿Para dónde irá energía que se producirá en la represa?
Existe el mito de que la energía de El Quimbo se va a exportar a Ecuador. Eso es absolutamente falso. La energía que vamos a generar en ese embalse se entrega al sistema energético nacional y se irá a abastecer la demanda nacional.
¿Qué se va a hacer con la iglesia de San José de Belén? ¿Será inundada?
La iglesia pertenece a la vereda San José de Belén del municipio de El Agrado. Esta vereda fue reasentada en un nuevo sitio conocido como La Galda. Con el Consejo Departamental de Patrimonio se acordó que la estructura de la iglesia no puede ser trasladada físicamente en las condiciones en que está actualmente, porque está construida con un material que hace que si se tocan esas estructuras, las paredes se derrumba. Entonces se determinó que se hará un traslado parcial. La empresa ya tiene los diseños y la réplica de lo que va a ser la nueva iglesia. El agua le llegará a la capilla a finales de septiembre y se producirá la inundación.
Con tantos problemas que han tenido, ¿alguna vez pensaron abandonar la obra?
No. Nosotros siempre estuvimos convencidos del proyecto, y por eso siempre hemos estado abiertos al diálogo con la comunidad. Las compensaciones siempre han estado pactadas y por eso todo lo hemos tenido claro.
http://www.eltiempo.com/economia/sectores/embalse-de-el-quimbo/16128737