Después de comprar tierras en los Montes de María para dedicarlas a proyectos de reforestación con teca, el grupo empresarial Argos anunció la entrega de 6.600 hectáreas, que incluyen 1.000 ya plantadas, a una fundación.
Esa es la totalidad de las tierras que posee Argos en los municipios de El Carmen de Bolívar y Ovejas, y es la primera vez que una inversión de estas proporciones se traslada a una organización sin ánimo de lucro.
El proyecto contempla proporcionar tierra, asistencia técnica y cultivos sostenibles, integrados a cadenas de comercialización, para beneficiar a más de 600 familias campesinas.
Como la llegada de otras grandes empresas, la presencia de Argos en Montes de María y de su filial Tekia ha contribuido al desarrollo rural, pero también ha despertado controversia. Algunos ven el ingreso de grandes inversionistas enfocados en el monocultivo de especies ajenas a la región como una fuerza que atenta contra las tradiciones locales y la pequeña economía campesina.
Argos ha comprado tierras en la región desde el 2009 y sostiene que todas sus compras se hicieron de buena fe, para llevar inversión, desarrollo y empleo formal a una zona golpeada por la violencia. Pese a eso, el grupo se ha visto afectado por reclamos por cerca de 800 de las 6.600 hectáreas en El Carmen.
En entrevista exclusiva con EL TIEMPO, su presidente, José Alberto Vélez, explica las razones que llevaron al grupo a tomar una decisión sin precedentes entre los inversionistas colombianos en esa región.
¿De cuánta plata estamos hablando con este aporte?
Hemos decidido organizar este laboratorio de paz como aporte al posconflicto en una de las regiones que más sufrieron la violencia en Colombia, como son los Montes de María. Para ello vamos a entregar 6.600 hectáreas, que tienen un valor cercano a 18.000 millones de pesos; mejoras y desarrollos en plantaciones, que ascienden a casi 8.000 millones, y más de 16.000 millones que tendrá la fundación como capital inicial. Esto permitirá explorar modelos viables de convivencia entre la pequeña economía campesina y proyectos agroindustriales.
¿Por qué decidió el grupo entregar estas tierras?
La experiencia en Montes de María nos ha llevado a una profunda reflexión sobre el papel de la empresa privada en regiones afectadas por el conflicto armado. En cierto sentido, esta es una región privilegiada porque ya hay una situación de posconflicto. Pero las secuelas de la guerra aún viven. Adicionalmente, nos ha llevado a tomar esta decisión la situación de las tierras en Montes de María. A partir de la expedición de la Ley de Víctimas, muchas propiedades están siendo objeto de reclamos de restitución. Argos respalda la nueva institucionalidad originada con la Ley de Víctimas y cree que los procesos de reparación y restitución deben avanzar para poder construir una Colombia en paz. Por eso, si a las tierras les aparecen problemas del pasado y las reclamaciones son legítimas, Argos no se opondrá a restituirlas en justicia a los propietarios originales.
Como hay reclamos de restitución y probablemente vendrán más, ¿se les volvió este proyecto una papa caliente?
Llegamos a la región por invitación del Estado para contribuir a la reconstrucción del tejido social y la generación de oportunidades de desarrollo. Pero el pasado de violencia pesa mucho y nos ha llevado a reconsiderar nuestro papel en la región. Estamos transformando nuestra actividad agroindustrial en El Carmen de Bolívar en un laboratorio de paz para el posconflicto.
Después de donarlas, ¿qué puede pasar si continúan las solicitudes de restitución?
Si sobrevienen fallos favorables a los reclamantes, estos pasarán a ocupar sus predios y contarán con nuestro apoyo por intermedio de la nueva fundación.
¿Guarda Argos alguna relación de propiedad o algún control sobre las tierras?
No. Todas las decisiones las tomará la fundación.
¿Qué proyectos van a hacer?
La fundación promoverá la economía campesina y la diversidad de cultivos, de acuerdo con las tradiciones. Y explorará fórmulas sobre uso adecuado del suelo, combinación de intereses entre la empresa privada y la familia campesina, y modelos de articulación con las instituciones locales y nacionales. Ya estamos trabajando con proyectos inclusivos, que benefician a 120 familias en El Salado.
Los miembros de la junta de la fundación
Entre ellos están: Soraya Montoya (directora de la Fundación Saldarriaga Concha), Roxana Segovia (directora de la seccional Cartagena de la Universidad Jorge Tadeo Lozano), Alexandra Guáqueta (experta en empresa y derechos humanos y posconflicto), Martín Carrizosa (de la firma Prietocarrizosa) y Roberto Pizarro (director ejecutivo de la Fundación Carvajal). La entidad contará con la permanente asesoría del padre Francisco de Roux.
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