Con base en nuestra experiencia en el Epl, formulamos un llamado a las Farc y al Eln para que propicien, rápidamente, un acuerdo de paz que mitigue las causas de la violencia.
Hace 22 años, los miembros de la comisión negociadora del proceso de paz del Epl con el gobierno de César Gaviria trasegábamos por el corregimiento Labores, del municipio de Santa Rosa de Osos. Estábamos Aníbal Palacio (exsenador), Bernardo Gutiérrez (q.e.p.d.), Marcos Jara, Fernando Pineda, Héctor Tangarife y este relator. Tarde en la noche avanzábamos en la preparación de una inminente reunión con el Gobierno Nacional.
De repente, Aníbal exclamó: «Compañeros, devolvámonos para el pueblo, no trabajemos más hoy, creo que ya está claro que debemos hablar con Rafael Pardo y demás comisionados del Gobierno». Nos persuadió y todos nos devolvimos. Decisión que nos salvó la vida, porque en el entretanto, un advenedizo que se hacía pasar por médico había convencido a un escuadrón del Epl de asesinar a la comisión negociadora, para acabar con el incipiente proceso. Solo varios días después conocimos de esta brutal trama, precisamente cuando el sujeto escapó con unos cuantos hombres y sus armas.
Igualmente crucial resultó la escogencia por parte de los guerrilleros de los delegados para la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Fueron elegidos Darío Mejía y mi persona en proceso democrático interno.
Para que el Epl lograra avanzar en el proceso fue necesario romper con la llamada Coordinadora Guerrillera, detener el avance de los paramilitares sobre algunos campamentos, fraccionar la organización porque los máximos dirigentes del partido no querían la paz, y reunir la tropa en nueve campamentos, durante seis meses. Pero valió la pena, porque logramos el acuerdo e integrar la ANC.
Años antes, Óscar William Calvo y su hermano Jairo Calvo (conocido como Ernesto Rojas), máximos dirigentes de la organización, habían propuesto la convocatoria de una asamblea constituyente que buscaría concretar las negociaciones en marcha con el entonces presidente Belisario Betancur. La iniciativa no prosperó y más tarde, en medio del clamor para darles continuidad a los diálogos, fue asesinado Óscar William y meses después su hermano, hechos que condujeron a afianzar la posición en contra de cualquier posibilidad de paz.
Por eso, cuando de nuevo afloró el tema del acuerdo nacional para la convocatoria de una constituyente, la mayoría de los militantes, dirigentes y organizaciones orientadas por esta guerrilla nos levantamos como un solo hombre, bajo la consigna ‘Armas a discreción de la ANC’, asumiendo los costos y riesgos que fuere menester, con tal de lograr dicho objetivo.
La confianza mutua ayudó a este propósito: había disposición para llegar a acuerdos, se hablaba en positivo del proceso, se trabajaba con las bases guerrilleras los contenidos de las reuniones. Agrupados los combatientes en campamentos, cesaron las acciones contra la Fuerza Pública y la población civil. Nos animaba la convicción absoluta de que el proceso era irrefrenable. Muchos ex-Epl han ocupado importantes cargos en el Gobierno Nacional y en los locales, al igual que en la academia, la empresa privada… Siempre hemos coadyuvado en la gestión conducente a la conquista de la paz real que requiere Colombia.
Con base en nuestra experiencia, formulamos un llamado a las Farc y al Eln para que propicien, rápidamente, un acuerdo de paz que mitigue las causas de la violencia y nos acerque a una nación que merece una tregua infinita de tranquilidad, reconciliación y entendimiento en la pluralidad. Al lado de la agenda, que se discute en Cuba, se debería entregar mapa para desminado y liberar a todos los secuestrados.
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