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Aqui hay algo que no me cuadra: mientras una porción del país salía a la calle a manifestar su apoyo a las víctimas, en Córdoba era asesinado uno de los líderes de la restitución de tierras.

La muerte de Ever Antonio Cordero debería llevar nuestras reflexiones mucho mas allá de si la marcha fue exitosa o no; debería sacarnos del debate sobre si fue Santos o Piedad quien logró convocar a tal número de manifestantes. No es posible que mientras en Bogotá se multiplican las camisetas blancas y los gritos de solidaridad con las víctimas, en el otro país, el que no logra la primera página de los periódicos, siga derramándose la sangre de quienes han buscado algo de justicia para los cientos de víctimas que ha dejado el conflicto en Colombia.

Ever Cordero le había advertido unos días antes a otra líder de víctimas, Rosa Amelia Hernández, que su vida corría peligro. Hacía apenas un par de semanas otro compañero que trabajaba por la restitución de tierras en el departamento de Córdoba había desaparecido y luego su cuerpo fue hallado sin vida y con signos de tortura. Ever presentía que un destino similar le esperaba. Y no se equivocó.

Mientras tanto, en Bogotá, la gente sale a las calles, lanza arengas, hace sonar los pitos y convierte a las marchas en eventos sociales, de encuentro con los amigos y de fotos que atestiguan una efímera solidaridad con quienes han sido desplazados, amenazados o asesinados. ¿Será que quienes se pusieron esas camisetas blancas y se tomaron las fotos que hoy vemos en Facebook al menos se tomaron un minuto para pensar en personas como Ever Antonio? ¿Será que más allá de lo pseudo solidarios que se ven con sus fotos, sí han reflexionado sobre lo que es vivir en municipios como Tierralta, Puerto Libertador o Planeta Rica donde la violencia aún no cesa?

Aunque usted no lo crea, en esa zona del país las muertes por cuenta de grupos al margen de la ley siguen siendo una realidad. Las amenazas de los despojadores de tierras se siguen dando. La supuesta paz conseguida tras los acuerdos con los grupos de autodefensas no fue más que una ilusión y los líderes sociales del sur de Córdoba o de los Montes de María están en la mira de quienes quieren mantener el control del territorio.

Ojalá la primera página en los diarios al día siguiente de las marchas hubiera sido una foto de Ever Antonio. Él debería haber sido el símbolo del Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas. Él es la muestra de que todavía hace falta mucho por cambiar para que podamos empezar a hablar de paz y reconciliación.

www.elespectador.com/opinion/columna-415424-cuales-victimas

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