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En Bogotá, Alcaldía estima que más de un millón marchó. Santos pidió unión y dijo creer en la paz.
El soldado herido en combate Ulises Montaño, a quien el presidente Juan Manuel Santos llevó por más de 40 cuadras de la calle 26; Gilberto Daza, el campesino que vio cómo las Farc mataron a su familia en Puerto Rico (Meta); el líder Juan González, víctima de la persecución de los ‘paras’ en los Llanos, y Luz Marina Bernal, una de las madres de Soacha que reclaman justicia en los llamados ‘falsos positivos’, fueron solo un puñado de las miles de personas que marcharon este martes en Bogotá. (Vea acá las imágenes)

Ellos, al igual que en 94 municipios y ciudades del país, acudieron al llamado que el Gobierno, alcaldes y movimientos políticos, encabezados por la Marcha Patriótica y el Partido Liberal, hicieron para respaldar el proceso de paz con las Farc en La Habana (Cuba) y en solidaridad con las víctimas del conflicto interno. (Lea: Los que viajaron por río y tierra para marchar en Bogotá por la paz).

Cifras oficiales arrojan que en las marchas o concentraciones en Bogotá, que fue el centro de la multitudinaria movilización, participaron poco más de un millón de personas, entre indígenas, campesinos, amas de casa, estudiantes, políticos y funcionarios públicos.

En el resto del país, según estimativos de la Policía, fueron 50.000 los marchantes.

A la capital llegaron personas del Cauca, de donde llegaron más de 30 buses; los Santanderes, el Eje Cafetero, Chocó y Meta, entre otros, para unirse a la movilización por la paz.

«En el 2001 tuvimos que salir corriendo de La Gabarra hacia Cúcuta por la guerra que había entre grupos paramilitares, las Farc y el Eln. Vengo a la marcha a pedir justicia social», dijo Daniel Durán, líder de la Asociación de Campesinos del Catatumbo.

Las concentraciones fueron similares a las de 1997, cuando el país caminó para condenar el secuestro, y a la del 2008, cuando se gritó ‘No Más’ a la violencia de las Farc.

Pero el apoyo no fue solo nacional. También se extendió a Europa y Estados Unidos. En Madrid (España), por ejemplo, decenas de nacionales pidieron al Gobierno y a las Farc que no se paren de la mesa hasta que se firme un acuerdo, y en Washington hubo un acto diplomático en la sede de la OEA.

Santos pide la unión

La jornada de este martes comenzó muy temprano para el presidente Juan Manuel Santos. Desde las 7 de la mañana, junto con 15.000 uniformados, de las Fuerzas Militares y de la Policía, rindió honores a los miles de muertos y heridos en combate.

Sobre las ocho de la mañana, en medio de una nube de personas, Santos inició la marcha desde el Centro Administrativo Nacional (CAN). Allí, de nuevo pidió respaldar y defender los esfuerzos de paz.

«Los astros están alineados, las condiciones están dadas y si aprovecháramos esa oportunidad podemos cambiar la historia; así como la cambió para mal el asesinato de Gaitán hace 65 años, hoy la podemos cambiar para bien. Nos tenemos que unir todos los colombianos», le dijo Santos a EL TIEMPO.

De gorra y con una camiseta blanca que decía ‘Mi aporte es creer, yo creo en la paz’, el Presidente llegó hasta el Centro de Memoria. Siempre lo acompañó una pancarta con la frase ‘Santos, no se aculille, métale a la paz’. En el lugar plantó una palma con el alcalde Gustavo Petro.

De allí, viajó a Medellín, donde cerró el día en medio de más víctimas. Mientras eso ocurría, miles de personas se quedaron cantando en un carnaval en la plaza de Bolívar, donde el grito ‘¡El país necesita paz!’ se escuchó hasta que llegó la noche.

La palma de cera, el símbolo de la reconciliación

Una palma de cera, como señal de reconciliación, fue sembrada por el presidente Juan Manuel Santos y el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, en el Centro de Memoria, un lugar que rinde tributo a las víctimas del conflicto y que está al pie del Cementerio Central.

Santos y Petro hicieron la siembra de este árbol nacional escuchando el Himno de la alegría, interpretado por el coro de los jóvenes del Idiprón.

En el sitio estuvieron miembros de los gobiernos nacional y distrital, líderes políticos y delegados del equipo negociador con las Farc en La Habana (Cuba), como el exvicepresidente Humberto de la Calle y el comisionado de paz, Sergio Jaramillo.

También participaron representantes de las víctimas, como Mariella Barragán, viuda del asesinado líder político de la Unión Patriótica (UP) Bernardo Jaramillo Ossa, y Marleny Orjuela, de Asfamipaz, que vela por las familias de los uniformados secuestrados y desaparecidos. «Ir en contra de la paz no es racional», aseguró el presidente Santos.

Por su parte, el alcalde Petro afirmó: «Queremos que este 9 de abril este holocausto inicie su fin». El mandatario distrital recordó que el Centro de Memoria «está hecho de tierra, la cual viene de centenares de lugares de Colombia, y que fue traída por las victimas».

FF. MM. están con su comandante: general Navas

En una imponente parada militar en el monumento a Los Caídos, en Bogotá, las Fuerzas Militares y la Policía rodearon al presidente Juan Manuel Santos.

El propio general Alejandro Navas, comandante de las Fuerzas Militares, negó durante ese acto un supuesto desconocimiento de la autoridad del Presidente. «Nunca hubo un ‘ruido de sables’ por el caso de la filtración de las coordenadas. Las FF. MM. han estado siempre con su primer comandante», aseguró Navas.

Perfectamente alineados, 15.000 uniformados escucharon al Presidente hablar del proceso de paz con las Farc y del respaldo que recibirán las fuerzas si se firma un acuerdo. «La paz es la victoria de cualquier soldado, la paz es la victoria de cualquier policía. Si nos reconciliamos, tendremos una mejor patria», dijo Santos, quien pidió un minuto de silencio por «tantos policías y soldados que han ofrecido sus vidas por el país».

El Ejército calcula que el conflicto deja más de 25.000 uniformados muertos y 100.000 heridos.

Ante las críticas de los opositores de los diálogos, Santos afirmó que «están equivocados los que dicen que las Fuerzas Militares no están interesadas en la paz. Son las más interesadas. No estaríamos hablando de paz si no fuera por ellas».

Les pidió no escuchar «las frases disonantes» sobre el proceso y dejó claro que no está programado disminuir la presencia de la Fuerza Pública. «No escuchen esas frases que dicen que con el proceso de paz las Fuerzas Militares van a ser las primeras damnificadas. Eso no es cierto. Yo se lo digo», reiteró.

Aunque las FF. MM. no marcharon, un grupo de más de 30 militares heridos en la guerra acompañó a Santos en su recorrido.

Uno de ellos, Ulises Montaño Hurtado, quien recibió tres disparos en la pierna en un combate en Cáceres (Antioquia), fue llevado en silla de ruedas por el Presidente.

También hubo opositores de la marcha

El expresidente Álvaro Uribe y sus aliados políticos se consagraron como el sector más radical opositor de la marcha, por considerar que esta legitima a las Farc.

A través de Twitter, Uribe envió fotografías de ciudades donde, a su juicio, esta fracasó.

Uribe calificó como «engaño» que Santos «obligara» a las Fuerzas Armadas a marchar «junto a los victimarios (…). Eso sí es traición», dijo.

www.eltiempo.com/politica/balance-de-la-marcha-por-la-paz_12733900-4
 

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