Estudioso de procesos de paz del mundo cuenta cómo se han resuelto puntos difíciles con guerrillas.
Con la perspectiva que le da ser la persona que en los últimos años ha hecho para la ONU el informe sobre el desarrollo y el estado de los conflictos y procesos de paz del mundo, Vicenç Fisas afirma sin dudar que no es necesario que la negociación con las Farc termine en una constituyente.
Colombia, por razones obvias, es uno de los países que sigue Fisas, también director de la Escuela de Paz de Barcelona. Por eso, y con base en lo que conoce de otros países, se atreve a decir que las Farc no deben poner los ojos en el Catatumbo desde La Habana y analiza la alianza con el Eln, anunciada esta semana.
La constituyente es hoy un punto de tensión entre el Gobierno y las Farc. La guerrilla la ve necesaria.
Lo más frecuente en el mundo han sido cambios en puntos de la Constitución, y no una nueva. Por ejemplo, hubo Constitución nueva en Sudáfrica, porque se trataba de terminar un sistema de discriminación y los negros iban a dirigir el país. Y en Nepal, porque había una monarquía y los maoístas llegaron a un acuerdo con los otros siete partidos para hacer una nueva Constitución.
Es claro que en Colombia no estamos ante la transición de un tipo de gobierno a otro…
Exactamente. En contextos de transiciones de una dictadura a una democracia, o de una monarquía absolutista a una república, es normal una nueva Constitución, pero en Colombia no hay que cambiarlo todo. Se trata de hacer nuevas políticas públicas y reformas que favorezcan a los marginados. Eso puede hacerse con la participación de la insurgencia. No hay que cerrar instituciones.
¿Y qué hacer con un tema tan complicado para que no se dañe el proceso de paz?
Temas como este y el desarme, que son controversiales, deben dejarse para el final. En todos los procesos de paz hay puntos que bloquean las negociaciones y lo mejor es aparcarlos e ir construyendo acuerdos en lo más fácil. Así los temas difíciles se tratan luego con realismo y serenidad, porque las delegaciones se habrán cogido confianza.
Las Farc también piden aplazar las elecciones al menos un año, para que el proceso de paz ‘esté libre de apetitos políticos’…
En el mundo no hay referentes de esto. Es muy habitual que una negociación incluya dos mandatos. Lo óptimo sería que Santos pudiera revalidar el suyo.
Desde otros lados se propone que los diálogos paren en campaña. ¿Conviene?
Normalmente se continúa y no hay un parón. Así, muchos procesos se habrían destruido. Hay que crear la confianza de que no habrá interferencia de las elecciones.
¿Y cómo se logra?
No cambiando las delegaciones que negocian y manteniendo la mecánica.
Usted dice que en la mitad de los conflictos resueltos en los últimos 40 años, los grupos armados convertidos en partidos han ido a elecciones 2 o 3 años después…
No pasa nada si las Farc no pueden ir a las elecciones del año que viene. En el 2015 hay elecciones locales en sus zonas de influencia, y esto les da experiencia sobre políticas públicas, porque en la montaña no se aprende eso. El resultado electoral depende de lo distanciadas que estén de la gente.
Precisamente, una encuesta reciente indica que el 80 por ciento no está de acuerdo con que participen en política.
El problema es que, de todas las guerrillas del mundo, las de Colombia son las que más secuestro han practicado, y eso pesa en la confiabilidad de la gente.
Las Farc aún se resisten a hablar de sus víctimas…
Tiene que llegar un momento en el que reconozcan sus errores y pidan perdón. Si hay un acuerdo de paz y desarme, la población abre las puertas de la reconciliación. No la habrá si no piden perdón, y este debe ser de corazón para que tengan una vida política sin represalias y no se repita lo de la Unión Patriótica. El Estado también debe hacer memoria histórica de sus errores.
Entregar las armas es otra situación que parece no gustarles a las Farc…
Ha habido confusión en la opinión y en los voceros de las Farc. Hace un mes los visitaron en La Habana políticos de Irlanda del Norte, y a las Farc les llamó la atención que el IRA no entregó las armas con el acuerdo de paz. Hizo algo que podría repetirse en Colombia: las entregó a una comisión internacional, que se encargó de destruirlas. Evitaron una foto que para ellos es humillante: la entrega de armas, que da la sensación de que unos perdieron y otros ganaron.
¿Las Farc habrán entendido mal o adaptaron la idea a su parecer?
Lo que conviene es que entiendan cómo funcionó en Irlanda del Norte y no tardar tanto para completar el desarme. Cuatro años es demasiado (esto demoró allí), debe hacerse máximo en cuatro meses. Cuba y Noruega. pueden vigilar que las armas sean destruidas.
‘No deben interferir en el Catatumbo’
Los delegados de las Farc en La Habana han reiterado su apoyo a la protesta campesina del Catatumbo, y esto también ha provocado tensión…
Un buen proceso de paz es el que se blinda de la coyuntura y de las manifestaciones sociales reivindicativas. Mi recomendación es que esto no se toque en la mesa.
El tema no está en la mesa, pero las Farc hablan de él afuera…
Es el Gobierno, en su legitimidad, el que debe resolver lo del Catatumbo con sus instituciones. No se debe repetir el error del Eln entre el 2005 y el 2007, cuando cada día manifestaba sus puntos de vista sobre lo que ocurría en el país. Basado en otros procesos con éxito o que han fracasado, creo que sería mejor que las Farc hablaran menos. Hablan diariamente y eso las hace prisioneras de la opinión pública, por la forma en que los medios presentan las noticias.
‘Eln no puede pedir diálogos si tiene secuestrados’
¿Cómo ve la alianza que acaban de anunciar las Farc y el Eln?
El año pasado anunciaron la cooperación militar. Lo de esta semana es claramente un guiño de las Farc para influir en que se abra pronto un proceso de paz con el Eln.
¿Y de qué les sirve esto a las Farc?
No creo que les sirva, porque tienen agendas distintas. Las Farc han hecho un esfuerzo por aterrizar sus propuestas, y eso ha permitido una agenda de cinco puntos y uno de verificación. En el caso del Eln, debería ser algo parecido, pero a finales del año pasado hubo contactos en Cuba y el resultado no fue satisfactorio porque la demanda de esta guerrilla no es una agenda con puntos concretos, que facilita la negociación. Habla más de procesos sociales. Más que un partido político, quiere ser un movimiento social.
¿Y cuál es la diferencia frente al objetivo de terminar el conflicto?
Un partido político es piramidal y tiene votantes. Un movimiento social no tiene líderes claros y está dirigido a la movilización de la sociedad para influir ante el poder político. El Eln, si se limita a comportarse como movimiento social, la tiene difícil para una negociación.
¿Por qué?
Porque lo que permite que se muevan las ideas son los partidos.
El presidente Santos le ha dicho al Eln que para comenzar una negociación debe liberar a los secuestrados…
Eso es urgente. El Eln tiene que entender que no tiene sentido pedir un proceso de paz y participación si tiene secuestrados. Los secuestradores no pueden hacer eso.
¿Es conveniente iniciar un proceso de paz con el Eln a las puertas de una campaña electoral?
Una de dos: o se espera hasta después de las elecciones o, si lo empiezan, el Eln debe entender, de manera realista, que tendrá que esperar hasta el siguiente periodo electoral para participar.
MARISOL GÓMEZ GIRALDO
Editora de EL TIEMPO
En Twitter: @margogir
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