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Un análisis de la caracterización de los resultados de la Comisión Histórica del Conflicto fue uno de los aspectos que abordó Manuel Restrepo Yusti, Consultor de la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, a su paso por Neiva en el marco del foro regional “Nuestras voces cuentan en la construcción de paz”.

La Comisión Histórica del Conflicto, conformada por historiadores y académicos que analizaron e investigaron las causas del conflicto armado en Colombia, presentaron en La Habana, Cuba, en febrero de este año en el marco del proceso de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, los respectivos informes de cada uno de sus integrantes. La mayoría de ellos coincidieron en que la responsabilidad de la guerra es compartida por esa guerrilla, el Estado colombiano y los paramilitares. Sin embargo, alrededor del tema muchos análisis han surgido.


Manuel Restrepo Yusti, antioqueño, es sociólogo y doctor en Historia Latinoamericana. En la actualidad es Consultor de la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU y tiene en su recorrido académico autoría en diferentes publicaciones de organismos internacionales como “Construcción de subjetividades y pedagogía en Derechos Humanos”.

A Neiva llegó para participar del foro “Nuestras voces cuentan en la construcción de paz”, que se llevó a cabo en la Universidad Surcolombiana y el cual hace parte de una serie de espacios de encuentros en diferentes regiones del país, con el objetivo de sensibilizar en el contexto universitario a directivos, docentes, estudiantes y demás miembros de la comunidad académica, acerca de porqué todos deben aportar en la construcción de paz.

“Frente a la caracterización de la comisión yo creo que ahí hay muchas voces y muchos puntos de vista. Yo extraje lo que más me llamó la atención, como sociólogo e historiador y defensor de derechos humanos”, expresó Restrepo Yusti. Y es que analizar las causas históricas del conflicto armado también supone una tarea de encuentros y reflexiones sobre lo que puede y no puede ser. Para el sociólogo, hay dos posiciones radicales que se derivan de esas causas: “Una, que no hay causas estructurales que justifiquen el surgimiento del conflicto y otra que aunque es muy variada pero tiene muchos matices, es la que dice que sí hay causas estructurales”.

Una tarea nada fácil

Definir las causas del conflicto armado en Colombia no ha sido una tarea fácil para quienes se les ha encomendado esta labor. Desde su investigación, Manuel Restrepo considera que hay tres en las que los historiadores del conflicto se han puesto de acuerdo y que sí son estructurales. “La primera que ellos señalan es el problema agrario visto históricamente en todas sus dimensiones: uso de la tierra, tenencia de la tierra, explotación de la tierra. Eso ha generado formas de violencia bastante grandes, que no solamente se dan en las zonas de colonización o zonas de frontera agrícola, sino en todo el territorio colombiano”, indicó.

A las viejas deudas a las que los historiadores se refieren cuando tratan el tema de la tierra, se suma una nueva deuda, como Restrepo lo llama, y que en los años 70 y 80 llegó para permear los ámbitos sociales, económicos y políticos del país: el narcotráfico. “La tierra es una de esas viejas deudas, y de hecho una de las causas estructurales de la violencia (….) el surgimiento del narcotráfico que también afecta el problema agrario empieza a utilizar la tierra bajo proyectos macro industriales para grandes explotaciones, pero con un elemento de violencia bastante fuerte: el desplazamiento forzado”, manifiesta, al tiempo que añade que lo interesante de estas reflexiones teóricas es que el problema de la tierra es un problema heredado de larga duración con nuevos surgimientos como lo es el narcotráfico.

Restrepo analiza una segunda causa estructural del conflicto y que la concibe como un debilitamiento del Estado. “¿Por qué es una debilidad? Porque es un Estado excluyente, que trabaja bajo la estrategia de amigo y enemigo, que no impulsa la participación, que ha perseguido a líderes populares defensores de derechos humanos, dirigentes de organizaciones sociales y tampoco ha permitido que esas voces se reflejen en la misma estructuración del estado”.

Finalmente y como un tercer elemento que se atribuye a dichas causas se encuentra la impunidad. Para el académico, “este es un elemento en el que la mayoría coincide, ha sido un referente que el ciudadano ve de una manera muy práctica, ‘si no hay justicia, entonces para qué cumplimos la ley’. Eso termina siendo un elemento que invalida o deslegitima la presencia de esa autoridad moral que debería tener la justicia”.

Las reflexiones

Expertos y analistas de la Comisión Histórica del Conflicto, coinciden en que los informes presentados en La Habana resultan siendo una especie de requisito del proceso de paz y que en esencia, poco impacto conlleva.

Sin embargo, más allá de tener o no un impacto, las causas estructurales del conflicto han hecho que la sociedad colombiana transite sobre una idea de violencia que se ha naturalizado con el paso del tiempo. “Todo esto que se revuelve y se retroalimenta ha ido generando una cultura de la violencia que se refleja no exclusivamente en los campos de batalla y la confrontación de las fuerzas que hacen parte del conflicto interno, sino en la calle, la familia, la escuela, el aula, las relaciones hombre-mujer; el término de violencia o las prácticas de violencia invaden al ciudadano colombiano y están presentes en la cotidianidad del país”, concluyó el académico.

Una conclusión a la que se ha llegado desde los actores involucrados en las negociaciones de paz en La Habana, es que la Comisión Histórica del Conflicto no reemplaza a una Comisión de la Verdad, que es en últimas y según analistas del proceso de paz, la que documentará evidencias y atribuirá responsabilidades de lo que ha sido la violencia armada en Colombia.

 

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