Niños entre los 10 y los 13 años vestidos con chirosos atuendos guerrilleros, portando armas que trabajosamente pueden cargar. Niños arrebatados del hogar y el amor de sus padres, cuya visión primaveral e inocente de la vida es trocada brutalmente por oscuros sentimientos de odio, venganza y violencia en contra del gobierno y la sociedad.
Cuando uno ve estas imágenes de niños con su mirada triste y sin esperanza, heridos algunos, otros con laceraciones por la azarosa manigua por donde son obligados a caminar, se desgarra el alma. Y los llamados “revolucionarios defensores del pueblo”, en lugar de ayudarle a la gente campesina, lo que hacen es arrebatarles sus hijos y con los cilindros bomba destruirles sus casas, escuelas y puentes, con el pretexto de atacar a las fuerzas del orden.
Sin embargo, la guerrilla de las Farc que más ha reclutado niños a la brava para la guerra, declara que no se levantará de la mesa de diálogo hasta que se firme la paz. Pero todos sabemos que para lograr un acuerdo exitoso que nos conduzca a una verdadera paz, se necesita ante todo honestidad y la aceptación de haber cometido crímenes y errores en aras de una falsa defensa del pueblo oprimido. ¿Cómo creer que buscan la paz cuando niegan tener personas secuestradas, que no hay niños en sus filas, que no se han apropiado de un centímetro de tierra de los desplazados y que no son narcotraficantes? ¿Hasta cuándo nos tendrán soñando con esta utopía?
http://www.vanguardia.com/opinion/cartas-del-lector/198531-los-ninos-guerrilleros