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Más cuidado

By 28 de enero de 2015No Comments
Desde Francia, ahora que está reunido con el primer mandatario François Hollande, el presidente Juan Manuel Santos anunció que piensa implementar una policía rural copiada del modelo francés.

Una gendarmería a lo colombiano. A grandes rasgos, lo que el presidente busca con esta propuesta es garantizar la seguridad en el campo una vez se implemente un conjunto de medidas para potenciar la agricultura. Enunciada la iniciativa de manera superficial, se aproximaron a su turno críticas del mismo tipo. Nadie sabe muy bien cómo va a funcionar esa cosa de la policía rural.

Lo cierto es que la noticia no cayó bien y despertó varias preguntas: ¿se están negociando en La Habana cuestiones que tienen que ver con la Fuerza Pública, como lo insinuó el procurador en su peculiar comunicado de ayer? ¿Cuánto estudio hay adelantado sobre el tema, ya a nivel de política pública? Porque la propuesta, mientras el conflicto se negocia, luce como una vía de reintegración de los guerrilleros a la sociedad.

Independientemente de la bondad del anuncio, el presidente, sin duda, debió tener más cuidado al proponerlo: le puso mucho ruido al proceso de paz. Demasiado. Las reacciones de los opositores fueron de toda índole y, una vez más, el debate público en torno a este proceso se volvió un contrapunteo bastante desinformado.

Lo cierto es que a esta propuesta le falta bastante. Deberá integrarse, por supuesto, con avances igual de grandes en el tema del agro colombiano: si a algún lado queremos llegar con el tema de la tierra, que en Colombia sigue teniendo mucha relevancia, hay que emprender esfuerzos que vayan más allá de la seguridad. Porque si bien es importante llevar la fuerza del Estado a los rincones del país para romper los círculos de la ilegalidad, también lo es que debe llegar más Estado en todo el sentido del término.

Por otra parte, los trasplantes de instituciones de un lado a otro no siempre resultan positivos si no se hacen con el enfoque diferenciado adecuado. Es decir, no podemos poner a rodar una policía rural como lo hace Francia: por ningún lado se ven las similitudes entre un país (su territorio, sobre todo) y otro.

Mucho menos es conveniente que desde la comodidad de la Casa de Nariño en Bogotá se estén firmando decretos (como ha sido la costumbre colombiana desde hace décadas) sobre la seguridad en el campo: hay que tener en cuenta visiones, análisis de prospectiva, realidades rurales, particularidades regionales, experiencias pasadas. Entre muchas otras. De no ser así, la iniciativa tendría un efecto perverso a largo plazo, desestabilizando mucho más las realidades propias de ese mundo, por demás, bastante lejano del contexto urbano desde donde se planea.

Todo esto viene a que hay que tener más cuidado con la manera de presentar las ideas novedosas. No solamente su anuncio, que ya levantó polvo innecesario frente al proceso de paz (se abrieron nuevas puertas para criticarlo duramente), sino su implementación: que comiencen, pues, los estudios que el presidente dijo que aún no existían, por ejemplo, sobre el tema de los desmovilizados. Que comience el análisis de la viabilidad de la propuesta (incluso que se argumente mejor la necesidad de su existencia) para evitarnos dolores de cabeza en el futuro. Entonces, sí, sabremos de qué estamos hablando.

www.elespectador.com/opinion/editorial/mas-cuidado-articulo-540417
 

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