Pataleó. Se rehusó. Evadió a los guardias del Inpec cuando vinieron por él. Con todo y eso, el mayor (r) César Alonso Maldonado Vidales no logró evitar que de nuevo lo recluyeran en la cárcel La Picota de Bogotá. El oficial en retiro purga una condena de 27 años y 9 meses de prisión como una de las cabezas del atentado que se perpetró contra el entonces líder sindical Wilson Borja en el año 2000 y, con el antecedente de haberse fugado en dos ocasiones de centros militares de detención, no fue menor el escándalo cuando se conoció en julio del año pasado que otra vez se encontraba en el Batallón de Policía Militar Nº 13 (PM 13) de Bogotá, de donde ya se había escapado en 2004.
Según confirmó este diario con el Inpec y con el Ejército, Maldonado se encuentra en La Picota por motivos de seguridad. Fue por seguridad también que hace seis meses fue transportado al PM 13. En ese momento, el traslado se realizó por orden de un funcionario del despacho del vicefiscal Jorge Perdomo, pues Maldonado iba a ser entrevistado ya que aseguraba tener información de un caso que está en investigación. Pero para hablar puso una sola condición: que lo sacaran del pabellón de máxima seguridad de La Picota, a donde había llegado en enero de 2011, días después de su segundo intento de fuga. Lo recapturaron en un terreno selvático que rodeaba la guarnición y rodaron las cabezas de dos oficiales y un sargento.
En julio de 2012, El Espectador reveló que Maldonado se encontraba de nuevo en el PM 13. En ese momento este diario se comunicó con el vicefiscal Perdomo, quien aseguró que desconocía los antecedentes del mayor (r), explicó el porqué del traslado y afirmó que se tomarían todas las precauciones del caso. Pero Gustavo Ricaurte, director del Inpec, no ignoraba quién era Maldonado Vidales y por eso, en la resolución 904353, ordenó que el oficial (r) fuera cambiado de sitio de reclusión “bajo rigurosas, máximas y extremas medidas de seguridad”. Sin embargo, tras conocerse del traslado, empezaron a escucharse voces de protesta que llegaron hasta el despacho del entonces ministro del Interior, Federico Renjifo.
Entonces se decidió que Maldonado sería dirigido nuevamente a la cárcel La Picota. “Por motivos de seguridad”, le dijeron a este diario fuentes del Ejército y del Inpec, sin entrar en más detalles. Llegaron los guardias del Inpec para llevárselo, pero dieron con la negativa del mayor (r) a dejar el PM 13. Se escondió, eludió a los guardias, hizo todas las maniobras que se le vinieron a la mente para no ser trasladado. “Le faltó amarrarse a la cama”, dijo alguien que presenció lo ocurrido. Los guardias del Inpec renunciaron a su misión, pero sólo temporalmente. Hace poco menos de dos semanas lo “emboscaron” en el PM 13, y tal como estaba, vistiendo una pantaloneta y una camiseta, se lo llevaron.
Entre 2004 y 2008 el mayor (r) César Maldonado estuvo fuera del alcance de la justicia. Lo halló la Policía en Cúcuta, y tenía en esa fecha cinco órdenes de captura por delitos como tortura y concierto para delinquir. En 2011 evadió de nuevo a las autoridades e intentó escaparse de la base de Tolemaida, cuando el Ejército enfrentaba el duro escándalo del llamado “Tolemaida Resort”, pero de nuevo lo encontraron. Hoy está en manos del Inpec vigilar que este mayor retirado del Ejército acate la sentencia que ya ratificó la Corte Suprema en su contra.
