Mujeres protagonistas en la producción de café en el Cauca
En el interior de las montañas del Cauca, en el suroccidente de Colombia, miles de mujeres están cambiando un estilo de vida en el campo. Su apuesta es la de lograr la mejor producción de café y sus desafíos son hacerle frente a las condiciones de pobreza, al conflicto armado y al poder de los hombres.
Son más de 31.900 mujeres de orígenes campesinos, indígenas y afrocolombianos que están produciendo hoy el grano en 31 municipios de la región. Ellas saben que con la delicadeza de sus manos y el deseo de progresar junto con sus familias, a través de la siembra de café podrán aportar en el fortalecimiento de este renglón de la agricultura mientras dejan atrás los horrores de la violencia y comparten de manera colectiva los saberes de un oficio, que hasta hace poco era considerado sólo para hombres.
Yolanda Zúñiga, residente de la vereda Urubamba, del municipio de Timbío, dijo que luego de salir desplazada con sus cinco hijos pequeños de Argelia (un pueblo de fuerte presencia de la guerrilla de las FARC y del narcotráfico en el sur del departamento), su reto fue el de demostrarse que podía comenzar de nuevo, valiéndose del trabajo que aprendió de sus padres: cultivar el café, dirigir trabajadores y manejar sus propios recursos para levantar de nuevo su hogar.
“La historia mía es muy dura pero hay que dejarla atrás y mirar hacia delante. Mi esposo fue asesinado por razones de la violencia. Llegué a esta región (centro del Cauca) para empezar otra vez y ahora de la mano con un grupo de campesinas que creemos en el café, lo estamos logrando”, manifestó Yolanda al reconocer que si bien es una labor compleja, ha podido ganar espacios de liderazgo, ha logrado cosechar un fruto de calidad y, por supuesto, formar una familia lejos de la guerra.
Según el Comité de Cafeteros del Cauca, las mujeres integran la tercera parte de la población caficultora de la región; en su mayoría son jóvenes, madres solteras y viudas, y cuyas historias, en muchos de los casos, están relacionadas con el conflicto armado.
El rol de la mujer en la siembra del grano
Yolanda, quien dirige la Asociación Las Gaviotas, integrada por 40 caficultoras, planteó otro desafío que desde su organización comunitaria han analizado, como es la dominación de los hombres.
El Cauca es catalogado como machista y aún culturalmente los varones son considerados los jefes del hogar y los expertos en los negocios, tema en el que ellas han empezado a luchar para ganar espacios.
En este proceso de abrir oportunidades ha estado el Comité de Cafeteros de la región, que por medio de un programa de género que implementa desde hace cinco años, acompaña en la tecnificación del café a aquellas mujeres que demuestren ser las propietarias de fincas o tener la posibilidad de acceso a la tierra.
“Es un departamento que tiene 91 mil familias de cafeteros de las cuales 30 mil fincas están en manos de mujeres; hoy en día su trabajo es muy bien reconocido, de hecho eso ha motivado que cada vez la mujer empiece a tener mejores niveles de participación”, dijo Gerardo Montenegro, director del Comité de Cafeteros del Cauca.
De igual manera, Montenegro agregó que fue clave en un primer momento reconocerlas como dueñas de la producción, esquema de trabajo que cambió la mirada de los hombres hacia ellas. Para esta organización gremial, el proceso ha estado centrado en mejorar los ingresos, lo que “ha llevado consigo que la mujer empieza a ver que en el café hay una oportunidad, hay una opción de tener autonomía económica”.
Yolanda reconoce que al recibir ingresos de las cosechas, la condición de la mujer en el hogar cambia “por lo que antes dependíamos del marido, ahora si uno se quiere comprar esto, pues se lo compra y no hay problema, la platica rinde para bienestar de todos”.
El apoyo del Comité de Cafeteros consiste en dar “capacitaciones de cómo mejorar el proceso desde la selección de la semilla y de la chapola, trazado, ahoyado, el manejo de la siembra, la producción, el beneficio, el secado y la venta de café”, explicó Ximena Ardila Bolaños, extensionista (dinamizadora de procesos) del gremio caficultor. La formación también es complementada con cursos y talleres en seguridad alimentaria, barismo y liderazgo.
A su turno los hombres, quienes en un principio se resistieron al proceso, hoy se han convertido en aliados del trabajo de la mujer cafetera. “Es muy importante apoyarlas, pues ellas hacen parte fundamental de la vida, de las familias y soportan la economía del hogar, además han demostrado que pueden liderar y manejar las siembras y los cultivos”, manifestó el cafetero Jairo Acosta Martínez.
El café del Cauca aún más especial
El Cauca está entre las regiones colombianas que produce el mejor café especial, esta zona tiene un reconocimiento de Denominación de Origen, debido a que el grano se caracteriza por tener un perfil de taza con acidez alta, cuerpo medio, taza limpia, suave con algunas notas dulces y florales, con aromas muy fuertes y acaramelados, según informó la Federación Nacional de Cafeteros. “Estos atributos obedecen a factores como mayor cantidad de horas de sol, el clima constante a lo largo del año y la protección que le brindan a la región las altas montañas de los fuertes vientos y la humedad proveniente del pacífico”, de acuerdo con la institución.
A este valor agregado de la producción, sin duda alguna se suma el trabajo de la mujer. En pequeñas hectáreas o parcelas se están cultivando muestras de alta calidad. “Nos gusta que el fruto sea bien cosechado, bien cogido, nada de pintón, que no vaya con hoja, que sea bien seleccionadito. Desde la siembra y limpieza tenemos mucho cuidado”, dijo la caficultora, Aura María Damián.
La diferencia de los cultivos se nota debido a que las fincas que son orientadas por las señoras están logrando un proceso de producción que cumple con los estándares que exigen firmas extranjeras para la exportación, presentan un alto nivel de organización y se observan buenas prácticas agroambientales. “El proceso de café especial lo estamos integrando poco a poco para que las mujeres tengan acceso al mercado internacional”, señaló Montenegro.
Asociatividad y comercialización
Otro aspecto que también se lidera desde el Cauca es el de los procesos de asociación y creación de pequeñas empresas para la comercialización de café. En la actualidad, hay 40 organizaciones constituidas desde las que buscan fortalecer fuentes de financiamiento interno.
Una de las historias de mayor reconocimiento es Asoamistad, una organización comunitaria del corregimiento de San Joaquín, del municipio de El Tambo, en la que siete campesinas decidieron unir esfuerzos para la producción, comercialización y transformación de café especial. Luego de cinco años y de empezar con la siembra de 3.000 árboles, hoy producen uno de los cafés especiales más ricos de la zona, el cual se vende empacado listo para el consumo.
Liliana Anaya, miembro de Asoamistad, cuenta que “el objetivo era darle un valor agregado a las siembras, para cumplir esa meta decidimos buscar apoyo y realizar el montaje de una pequeña fábrica para tostar el café, luego de muchos esfuerzos lo logramos. Ya estamos vendiendo en tiendas de Popayán”. Por lo pronto, están tostando tres arrobas mensuales de café que comercializan de manera interna en el sector, y esperan en muy poco tiempo obtener el registro Invima, para aumentar la producción y ofrecerlo en varias ciudades del país.
El impulso de las 31 mil caficultoras del Cauca también las ha llevado a aportar su granito para mejorar las condiciones de vida de un departamento golpeado por la pobreza, pues no sólo aumentan la producción, sino que generan empleo y garantizan bienestar para sus familias y sus comunidades.