Con presencia del Ejército, expertos de Medicina Legal sacaron un osario de una bóveda militar.
De una bóveda situada en un panteón militar, en el Cementerio Municipal de Bucaramanga, fue extraída este lunes una urna con restos que serán analizados en Bogotá para determinar si los despojos corresponden al ‘mítico’ sacerdote Camilo Torres Restrepo, del Eln, quien murió hace 50 años en Santander en un combate con el Ejército.
En medio de un hermético procedimiento, el director general del Instituto Nacional de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés, coordinó la exhumación que se prolongó durante 90 minutos en el camposanto.
Antropólogos forenses, odontólogos y médicos patólogos, de un grupo especializado de identificación, llegaron hasta la bóveda, que estaba marcada con el nombre de un cabo segundo del Ejército, inscripción que habría usado hace cinco décadas el comando de la Quinta Brigada para ocultar la osamenta del subversivo muerto en el corregimiento de Patio Cemento, en San Vicente de Chucurí (Santander).
Precisamente, en ese municipio, el presidente Juan Manuel Santos avaló el 16 de enero pasado la solicitud en la que el Eln le pidió al jefe de Estado buscar los restos de Torres como un “gesto de paz” y antesala a los diálogos que el grupo rebelde.
Valdés precisó que los resultados de los cotejos de ADN tardarían algunos meses, dependiendo de la calidad de los restos óseos. “Son restos de 50 años, y presumimos que el ADN tenga un estado de degradación avanzado, pero también tenemos las técnicas y el personal científico que nos dan confianza para obtener resultados pronto”, dijo Valdés.
El paradero del cuerpo de Torres se convirtió en una leyenda, pues el Ejército, la guerrilla y voceros de la izquierda difieren en sus versiones. Uno de los hombres claves para conocer el paradero del cadáver era el general Álvaro Valencia Tovar, quien ya falleció y comandaba la Quinta Brigada cuando Torres fue abatido.
“Estamos en una fase de documentación revisando archivos históricos, documentos periodísticos y fotografías. Estamos atiborrados de información que estamos analizando para ver qué tipo de acciones realizaremos”, añadió el funcionario.
En una revelación hecha en el 2007 a la revista Semana y a EL TIEMPO, Valencia Tovar afirmó que cuando se cumplieron tres años de la muerte de Torres extrajo los restos y los depositó en una urna que había comprado en Bucaramanga. Agregó que los sepultó en el mausoleo militar donde ayer se realizó la exhumación.
Agregó que en el 2001 él entregó los restos a Fernando Torres, hermano del cura y quien murió en Estados Unidos. El analista León Valencia, antiguo militante del Eln, dijo que esa guerrilla no da crédito a esas versiones, y que ese grupo siempre ha sostenido la tesis de que el cuerpo del sacerdote estaba en poder del Ejército.