Las Farc se encuentran este jueves en La Habana con la tercera delegación de víctimas que viaja desde Colombia, pero dentro del grupo están dos personas que pueden ser las más incómodas que hasta ahora hayan recibido las Farc.
Según algunos analistas, la presencia del general (r) Luis Mendieta y el gobernador del Meta, Alan Jara debe ser molesta para esta guerrilla por el significado político que los dos tienen.
Mendieta llegó a Cuba no solo en su condición de exsecuestrado, sino que su presencia representa el primer paso para el reconocimiento de algunos policías y militares como víctimas, algo contrario a la posición inicial de las Farc, en la que solo hablaban de presos políticos y combatientes.
En agosto pasado, las Farc, en un comunicado, se abstuvieron de reconocer al oficial como víctima. Por eso, su presencia es clave, precisamente cuando en La Habana se aborda este asunto.
Mendieta fue secuestrado en Mitú, el primero de noviembre de 1998 y permaneció en poder de las Farc hasta el 13 de junio del 2010, cuando fue rescatado por el Ejército.
Jara fue plagiado por esa guerrilla el 15 de julio del 2001 en Lejanías (Meta), cuando se desplazaba en un vehículo de la ONU. Fue liberado el 3 de febrero del 2009. Su presencia en el grupo es la muestra de que esa guerrilla secuestró, con intereses políticos, a gente que estaba al margen del conflicto.
A su vez, van otras 10 personas, entre ellas Aída Avella, la líder de la UP, un movimiento que surgió de acercamientos políticos entre las Farc y el gobierno de Belisario Betancur. La UP fue diezmada con participación de agentes del Estado.
Además, está Ximena Ochoa, una ganadera del Huila, que representa a uno de los sectores más golpeados por las Farc en un departamento donde esa guerrilla mantiene su accionar. Asimismo, hay otras víctimas de grupos paramilitares y de agentes del Estado.
En la mañana de este jueves, en La Habana, tanto Mendieta como Jara van a comenzar su participación dejándoles claro a las Farc que estuvieron secuestrados. Pero también van a insistir en que haya claridad sobre qué pasó con los muertos en cautiverio o con quienes están desaparecidos y de los que no ha habido respuesta.
