Policía logró infiltrar anillo de seguridad y ubicar el campamento de los jefes del frente sexto.
En el campamento que servía a las Farc como almacén de explosivos se concentró la operación de la Policía, el Ejército y la Fuerza Aérea en la que cayeron muertos los dos máximos jefes del frente sexto, uno de los más activos de esa guerrilla.
El Ministro de Defensa, quien acompañado de la nueva cúpula militar y de Policía entregó detalles de la operación en Cali, dijo que con la caída de Ciro Antonio Patiño, el ‘Burro’, y de Arely Medina Prado, ‘Jaimito’, las Farc perdieron a un ideólogo y a uno de los hombres expertos en el manejo de explosivos e instrucción de fuerzas especiales.
Llegar a los dos jefes guerrilleros, en zona rural de Toribío (Cauca), fue un trabajo de más de un año, en el que los investigadores de la Dijín lograron que uno de los hombres del primer anillo de seguridad del ‘Burro’ le contara a la Policía el sitio exacto del campamento.
Alias el ‘Burro’ había asumido como jefe del frente sexto luego de que el veterano ‘Sargento Pascuas’, uno de los históricos de las Farc, sonara para unirse a la mesa de diálogos de paz en La Habana (Cuba). “Muchos en esa estructura están aburridos, sienten que se perdió la credibilidad”, dijo un oficial que lideró la operación.
Ese sentimiento fue aprovechado por los investigadores, que convencieron al guerrillero para que entregara las coordenadas del campamento, ubicado entre Tacueyó y Santo Domingo, en zona rural de Toribío. Llegar allá solo fue posible en las aeronaves de la Fuerza Aérea, pues el frente sexto tenía al menos tres anillos de seguridad en el norte del Cauca.
De hecho, en el desembarque de las tropas murió el mayor Julio César Lara, adscrito a la aviación del Ejército y quien estaba al mando de uno de los helicópteros que ingresó a la zona.
Reportes de inteligencia señalan que el ‘Burro’ y ‘Jaimito’ se habían encontrado en el campamento para distribuir explosivos que irían a parar a las protestas. “Estaban coaccionando a los indígenas y campesinos para que se unieran a las marchas”, señaló un oficial.
“Estos terroristas eran expertos en manejo de masas, y eso implicaba manipulación de comunidades indígenas, infiltración de marchas y diseño de acciones violentas contra esos escuadrones que controlan la protesta social sin armas”, dijo el ministro Juan Carlos Pinzón.
La presión a los indígenas hace parte del largo prontuario de los dos guerrilleros, señalados de ordenar, por ejemplo, la explosión de una chiva bomba en Toribío, en el 2011, y del asesinato de seis policías en Puerto Tejada, en octubre del 2012.
REDACCIÓN CALI Y BOGOTÁ
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