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Para el Gobierno la tregua unilateral anunciada por las FARC no es suficiente para encarrilar las negociaciones. La Mesa de La Habana tendrá que dar resultados.

El próximo 20 de julio se iniciará el cese al fuego unilateral al que los negociadores de las FARC en La Habana se comprometieron este miércoles y que calificaron como el primer paso para avanzar “en la concreción del cese del fuego bilateral y definitivo”. En ese momento también se podrían vivir los días más decisivos de las negociaciones entre el Gobierno y la guerrilla que están próximas a cumplir tres años.


Aunque el anuncio de las FARC le imprime oxígeno a un proceso de paz maltrecho -la mayoría de la población en el país (según coinciden varias encuestas) se muestra escéptica de que culmine con acuerdo para poner fin al conflicto-, exige a la Mesa de Negociación urgentes resultados.

Sobre todo después de que el presidente Juan Manuel Santos valoró positivamente el anuncio de la tregua de las FARC, pero lo calificó de insuficiente. “Lo que queremos es terminar con este conflicto lo más pronto posible. ¿Y cómo lo terminamos? Acelerando las negociaciones”, fueron las palabras del mandatario.

Es decir, si con este gesto las FARC pretenden impulsar al Gobierno a dar el paso hacia el cese bilateral, no sólo deberán respetar en el territorio su compromiso de cesar cualquier hostilidad contra la población civil, la infraestructura petrolera, dejar de causar daños al medio ambiente, y cesar los ataques a la fuerza pública. También sus negociadores en La Habana están cada vez más presionados a llegar a acuerdos con el Gobierno en los puntos que restan de la agenda general de negociaciones.

Y se trata de los temas más complejos. En la Mesa se vienen discutiendo casi en forma simultánea los temas de las víctimas, justicia transicional y la dejación de armas. Puntos que se han discutido desde hace más de un año, precisamente cuando se conoció el último acuerdo, el relacionado con los cultivos ilícitos.

Recientemente el presidente Juan Manuel Santos anticipó la inminencia de un acuerdo en el tema de víctimas, este podría ser uno de los gestos que espera el Gobierno. Más aún cuando las FARC, desde cuando se instaló el proceso de paz, aún no han reconocido a sus víctimas, sólo lo hicieron con las de la masacre de Bojayá.

Simultáneamente, esta segunda tregua de las FARC no admitirá actos de provocación. La que habían decretado en diciembre tuvo impactos positivos en la reducción de la violencia, según varios observadores del conflicto, pero estuvo acompañada de actos que desencadenaron en que el gobierno volviera a reanudar bombardeos contra campamentos guerrilleros. Podrá ser unja oportunidad para que la guerrilla deje de darle argumentos a los más duros críticos al proceso de paz, que calificaron el anuncio de esta tregua como una farsa y un engaño.

Después de este mes, de comprobarse que las FARC cumplieron con la tregua, y si se producen acuerdos en La Habana, se esperaría una decisión para desescalar el conflicto. Hay quienes proponen que el gobierno volver a decretar la suspensión de los bombardeos de la Fuerza Aérea contra las FARC, otros, como el fiscal general Eduardo Montealegre, reclaman que sea el cese al fuego bilateral, con el argumento de que el modelo de negociación en medio del conflicto había fracasado y se tornó en insostenible.

Hay sectores que renuevan su confianza y que consideran que estaríamos en la antesala del cese al fuego bilateral. Una idea que quizás se ha ido reforzando luego de la forma como el gobierno ha modificado su postura, y ha ampliado el escenario de este cese bilateral a que se produzca antes de la firma del acuerdo final.

Por eso el próximo 20 de julio, día en que se celebra la independencia del país, podrá comenzar a correr el mes más decisivo del proceso de paz, y la mirada, más que antes, se volcará hacia los gestos de las FARC.

http://www.semana.com/nacion/articulo/el-mes-definitivo-para-el-gobierno-las-farc/434160-3

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